El segundo caso que exploraremos es el de las relaciones estructurales. Quizá la principal relación estructural entre los constituyentes de una oración es la que llamamos «c-comando» (Reinhart, 1976). En un diagrama de árbol, un nudo c-comanda a su nudo hermano y a todos los nudos debajo de este último. Por ejemplo, en el diagrama de árbol que aparece en el gráfico 25, el nudo A no tiene nudos hermanos; por tanto, A no c-comanda a ningún otro elemento. En cambio, el nudo B tiene como nudo hermano a C; por lo tanto, B c-comanda a C y a todos los nudos que aparecen debajo de C (es decir, D, E, F y G). Por su lado, C c-comanda a B solamente y a ningún otro nudo más. De manera similar, el nudo D ccomanda a los nudos E, F y G, mientras que E únicamente c-comanda a D. Finalmente, el nudo F solo c-comanda a G y G solo c-comanda a F. En toda oración, la FD que es el sujeto de la oración c-comanda, entre otros nudos, a la FV que es el predicado y a la FD que es el objeto. Esto es así porque la FD sujeto es un nudo hermano de F y, tanto la FV predicado como la FD objeto, se encuentran debajo de dicho nudo. Observemos cómo este es el caso en el diagrama de árbol del gráfico 26, donde la FD «Miguel» c-comanda, entre otras frases, a la FD «un accidente». Hay una clase especial de nominales llamados «anáforas» (Reinhart, 1976), como las FD reflexivas «a mí mismo», «a ti mismo», «a sí mismo» y sus femeninos y plurales. Estas anáforas «siempre cumplen la función de objeto». Una oración que contiene una anáfora está bien formada solamente si la anáfora está «c-comandada por una FD sujeto» (su antecedente) y «concuerda con ella en persona, número y género» (Carnie, 2013). Así, en la oración del gráfico 27, la anáfora «a sí mismo» cumple con los dos requisitos: en primer lugar, está c-comandada por la FD sujeto «Miguel»; y, en segundo lugar, comparte con la FD sujeto «Miguel» los rasgos de tercera persona, número singular y género masculino. 70
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