Como hemos podido observar, las palabras cuentan con una estructura jerárquica que permite la combinación de morfemas y generar significados a partir de esa combinación. Además, la estructura jerárquica permite comprender los procesos de formación de las palabras. 2.4. Otros temas morfológicos Además de los elementos que hemos presentado, otros también forman parte del conocimiento morfológico que un hablante tiene acerca de lengua. Para ilustrar este conocimiento, podemos decir que los hablantes conocen cuáles son las relaciones que las palabras establecen con otras de acuerdo con su sonido o su significado; así, pueden identificar palabras que son homónimas, sinónimas, antónimas o parónimas. Del mismo modo, los hablantes reconocen que ciertas palabras tienen varios significados. Asimismo, los hablantes saben qué palabras se combinan con otras de manera específica; es el caso de los clíticos en castellano, por ejemplo, que aparecen en ciertas posiciones en relación con el modo del verbo. Incluso, los hablantes pueden hacer interactuar los componentes fonológico y morfológico al mismo tiempo y producir diversas manifestaciones de un mismo morfema dependiendo de reglas fonológicas que aplican regularmente en su lengua. Estos son procesos morfofonológicos y abundan en las lenguas del mundo. Por otro lado, es necesario tomar en cuenta que los procesos morfológicos no son los mismos en todas las lenguas. Algunas tiene procesos de reduplicación de morfemas; otras tienen afijos discontinuos que se colocan intercaladamente en partes de las raíces, que también son discontinuas; otras tienen morfemas sin realización fonética; otras tienen morfemas que afectan la cualidad de una consonante o una vocal de la raíz; otras presentan cambios en los patrones acentuales para indicar, por ejemplo, procesos de derivación; otras tienen morfología sustractiva, es 50
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