Existe evidencia adicional que indica que el análisis estructural o jerárquico refleja el conocimiento que los hablantes tienen de su lengua. El primer caso corresponde a las «ambigüedades estructurales». Una palabra es estructuralmente ambigua si puede estar asociada con dos significados diferentes que dependen de las diferentes estructuras que permiten su formación. Esta ambigüedad no puede ser explicada por un proceso lineal, en el que simplemente sumamos morfemas, sino únicamente por un proceso jerárquico, en el que existen estructuras. Por ejemplo, la palabra «anticolonialista» es estructuralmente ambigua: puede significar «que está en contra de alguien que es colonialista» o «que es partidario de aquello que es anticolonial». En el primer caso, podemos decir que el morfema de oposición {anti-} es añadido como última etapa en el proceso de creación de la estructura de la palabra; en el segundo caso, podemos decir que el morfema {-ista}, que significa «partidario de», es el que se añade en la última etapa en el proceso de creación de la estructura de la palabra. Veamos estos dos significados y sus respectivas estructuras en el gráfico 9. 48
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