que, por un lado, apoyaría la falta de especificidad del TEL y, por el otro, el papel del control ejecutivo en tareas de lenguaje. En relación con lo anterior, uno de los principales roles del funcionamiento ejecutivo respecto del lenguaje, además de su planificación y ejecución, es su monitoreo y esta función implica las siguientes operaciones: selección léxica, procesamiento fonológico, inhibición de respuestas inadecuadas desde lo pragmático y una correcta secuenciación gramatical. Cabe destacar, entonces, que el papel del funcionamiento ejecutivo en esta área no es distinto del que tiene en otras habilidades cognitivas. Un efecto interesante respecto de la relación entre funciones ejecutivas y lenguaje es el observado en el bilingüismo, en el que se aprecia que los sujetos que desarrollan tal condición se desempeñan ligeramente peor que los monolingües en el plano de vocabulario y la recuperación rápida de la información; pero, por otra parte, presentan un mejor desempeño en funciones ejecutivas y un efecto protector frente al deterioro de estas funciones producto del envejecimiento (Bialystok, 2009). Por lo tanto, la adopción de un enfoque biologicista e innato en el desarrollo del lenguaje no tiene necesariamente que ser excluyente con el hecho de asignarle un rol preponderante a la cultura del sujeto en su aparición. De la misma manera, es estéril el plantear de manera taxativa si es el lenguaje el primero en aparecer o son otro tipo de representaciones mentales, porque posiblemente su desarrollo implica una relación recíproca entre funciones cognitivas no lingüísticas y habilidades comunicativas verbales y preverbales (Harris, 2006). Un buen ejemplo de ello es el hecho de que, a nivel de maduración cerebral, la preparación del área de Broca para la adquisición del lenguaje se relaciona con la aparición de funciones precursoras como la imitación, el entendimiento de acciones, la atribución de intenciones, la interpretación de significados, la memoria de trabajo y la inhibición de respuestas (Müller & Palmer, 2008). Se debe recordar, además, que estas funciones se adquieren en el marco de situaciones de interacción guiadas de manera específica por el adulto (Acosta, 2004) sobre la base de los dictámenes de su cultura. Asimismo, se puede afirmar que es gracias a este lenguaje que algunas de estas funciones preverbales dan origen a habilidades más complejas. Por ejemplo, la atribución de intenciones proporciona las bases para el desarrollo posterior de un aspecto central de la cognición social; esto es, la teoría de la mente (Tomasello, 2007). De esto se deriva que es posible que, en un futuro, 457
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