entonces la forma recibe asterisco (*[βola]) porque no se ha respetado la restricción 9a. Al mismo tiempo, 9b es compatible con nuestra observación de que el segmento [β] aparece entre vocales (como en [boβo]), aun cuando la representación subyacente es /bobo/; si el segmento [b] aparece en esa posición, entonces la forma recibe asterisco (*[bobo]) porque no se ha respetado la restricción 9b. Algunas restricciones son más estrictas que otras en determinada lengua. Esto significa que, para los hablantes, es mucho más importante respetar una restricción aun cuando otra podría no ser sistemáticamente respetada. Para indicar que una restricción es más estricta que otra, la teoría le da un valor numérico a cada restricción, que llamaremos «peso». En nuestro ejemplo para el castellano, la restricción en 9b parece ser más estricta que en 9a. Recordemos que, para el caso de [boβo], los hablantes respetan 9b, aun cuando esto va en contra de 9a. Por esta razón, vamos a darle un peso mayor a 9b. Observemos las restricciones y pesos en la tabla 10. Ahora procedamos al análisis. Empecemos por el ejemplo «a» de la tabla 8: [bola]. La forma que es aceptada por el hablante de castellano de Lima es aquella que tiene la menor penalización. Las penalizaciones se calculan multiplicando el número de veces que se viola una restricción por el peso de la restricción que se ha violado. Así, podemos observar que, en la tabla 11, la forma 11a no viola ninguna restricción y, por ello, no acumula ninguna penalización. En contraste, la forma 11b viola una vez la restricción con peso 1; su penalización asciende, entonces, a 1. Como 11a tiene la menor penalización (de hecho, no tiene ninguna en este caso), es la forma considerada aceptable y bien formada; la forma con más penalización es 11b, la cual es considerada malformada y recibe asterisco. 33
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