expresiva. Ninguna lengua es mejor o peor que otra según la cantidad de sonidos que los hablantes identifican. De hecho, ninguna lengua es mejor o peor que otra bajo ninguna circunstancia. Todas las lenguas son exactamente iguales en tanto todas manifiestan las propiedades del lenguaje. 1.3. Análisis fonológico de los inventarios Cuando definimos los inventarios de los sonidos de las lenguas, tenemos que ser cuidadosos en distinguir los sonidos que se utilizan para establecer contrastes entre distintas unidades de una lengua y aquellos que son predecibles de acuerdo con su posición en una palabra. Por ejemplo, en castellano, los sonidos [m] y [n] son contrastivos, pues pueden diferenciar distintas unidades gramaticales cuando se encuentran en posición inicial de palabra o entre vocales, tal como vemos en la tabla 6. Ahora bien, estos mismos sonidos dejan de ser contrastivos (se vuelven predecibles) en ciertos contextos. Cuando una nasal precede a una consonante, la nasal tiene el punto de articulación de la consonante que le sigue. Así, por ejemplo, la nasal [m] es labial, así que aparecerá delante de consonantes labiales solamente (como [p] o [b]), nunca delante de consonantes con otro punto de articulación. En contraste, la nasal [n] es alveolar, así que aparecerá delante de consonantes alveolares solamente (como [t] o [d]), nunca delante de consonantes con otro punto de articulación. Veamos los ejemplos en la tabla 7. Cuando una forma lingüística es identificada por el hablante como malformada en una lengua, los lingüistas colocamos un asterisco (*) delante de ella, el cual indica que los hablantes juzgan que esa no es la manera en que se combinan unidades en su lengua. En la tabla 7, las formas *[tanboɾ] y *[kamto] son consideradas como malformadas pues la consonante labial [b] es precedida por la nasal alveolar [n] y la consonante 31
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