tenemos la intención de trasmitir a otros. En contraste, entendida en sentido estricto, la facultad del lenguaje es aquello que conecta los sistemas sensorio-motor y conceptual. Este sentido de lenguaje es compatible con nuestra intuición de que, cuando usamos una lengua, hay procesos estrictamente lingüísticos que nos permiten combinar unidades lingüísticas (digamos, palabras) a través de ciertos principios o reglas propios de ella para formar otras unidades lingüísticas (digamos, frases u oraciones). Para diferenciar estos dos sentidos de lenguaje, llamaremos «sistema gramatical» a la facultad del lenguaje entendida en sentido estricto. La relación entre los dos sentidos de lenguaje puede verse en el gráfico 2. El sistema gramatical no es monolítico o indivisible, sino que está compuesto de diversos subsistemas que interactúan con los sistemas sensorio-motor y conceptual. De acuerdo con Carnie (2013), cuando alguien que sabe una lengua oral como el castellano habla, articula diferentes sonidos del castellano con su lengua, labios, velo del paladar y cuerdas vocales. Estos sonidos son transmitidos como ondas de aire y convertidos nuevamente en sonidos en la mente de un oyente que también sabe castellano gracias a su sistema sensorio-motor, específicamente su subsistema auditivo. La articulación y las propiedades físicas de los sonidos lingüísticos son el objeto de estudio de la «fonética», que examina el «subsistema fonético» del lenguaje en sentido amplio. Una vez que el oyente reconoce sonidos lingüísticos, estos son asociados con categorías que resultan relevantes en una lengua específica como el castellano. Es más, el oyente puede identificar patrones en las secuencias de sonidos y reconocer cuáles combinaciones son posibles y cuáles no. Por ejemplo, 23
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