3.6.2. Desarrollo de las habilidades conversacionales Los niños aprenden el lenguaje en un contexto conversacional y, por lo general, guiados por los adultos, sus padres, al menos en un inicio. A los dos años, los niños suelen ser capaces de integrarse en un diálogo con unos cuantos turnos sobre un tema determinado. Asimismo, pueden iniciar o cambiar de tema, aunque de manera limitada. Si bien sus habilidades de conversación aún son limitadas, ya son capaces de adoptar turnos. Más aún, los niños aprenden, de la comunicación con sus madres, a mantener activa la conversación y a adoptar la perspectiva del oyente. Owens (2003) señala que los niños pequeños son muy hábiles para introducir nuevos temas, pero no los mantienen más allá de dos o tres turnos, así como tampoco da lugar a demasiadas respuestas contingentes de ellos. De hecho, recién hacia los tres años, los niños pueden participar de diálogos relativamente más largos. En este sentido, el mismo autor señala que los niños de dos años apenas tienen en cuenta a su interlocutor a la hora de proporcionarle detalles descriptivos que puedan proporcionar más información al mensaje. Sin embargo, ya entre los tres y cuatro años, los niños toman más conciencia de los aspectos sociales de una conversación, utilizan frases mejor construidas y las adaptan a su interlocutor. Además, son más conscientes de las presuposiciones de su interlocutor y eso los lleva a omitir información ya compartida. A los cuatro años, por ejemplo, hacen un cambio de registro para hablarle a un bebé. Sobre los turnos, se señala que, si bien en un inicio hay solapamiento entre las verbalizaciones de los bebés y las madres, aproximadamente a los dos años este disminuye. Hacia los dos años y medio, hay una toma de turno de manera muy suave. A los tres años, el niño es más consciente sobre la mecánica del discurso e incluye, dentro de su elocución, confirmaciones de turno con palabras como «sí» o «ajá». Se debe precisar, por otro lado, que más adelante, cuando los niños se encuentren en el nivel primario, serán más conscientes de las necesidades de sus oyentes. En esta medida, intentarán aclarar su mensaje a través de diversas estrategias desarrolladas por ellos mismos, en comparación con los niños menores, de entre tres y cinco años, que se limitan a repetir. Más adelante, en la etapa escolar, los niños son capaces de mantener un tema de una conversación durante varios turnos y terminarlo o cambiarlo. Esta maduración se da progresivamente: por ejemplo, a los tres años, los 231
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