Introducción a la lingüística clínica

personas oyentes. Históricamente, la gran diferencia entre unas y otras ha sido la falta de dominio de una lengua por parte de las primeras y el dominio del castellano como lengua oral por parte de las segundas. Si el Estado garantizara que las personas sordas aprendieran desde la infancia la lengua de señas peruana —es decir, una lengua que les es natural por ser perceptible por la vista y no por el oído—, ellas tendrían las mismas oportunidades que un niño oyente para desarrollarse cognitivamente y para relacionarse de forma social. Si todos los niños sordos pudieran ir a una escuela en la que se educara en lengua de señas peruana y también, por supuesto, se les enseñara a leer y escribir en castellano, se convertirían en ciudadanos igualmente funcionales en nuestra sociedad. En este texto, hemos intentado mostrar, de una manera muy sucinta, cómo entendemos el lenguaje los lingüistas y qué nos preocupa de él. Podemos terminar afirmando que nuestra principal preocupación es el respeto a los derechos lingüísticos de todas las personas; lo que implica, en primer lugar, valorarlas como tales y, en segundo lugar, valorar el maravilloso sistema lingüístico que les es propio. 1 Agradezco a mi amigo y colega Miguel Rodríguez Mondoñedo por mostrarme la importancia de colocar las lenguas orales y las de señas en pie de igualdad en lo que uno enseña y escribe. También le agradezco por las descripciones de las señas que aparecen en este texto. 21

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