los 34 meses, algunas relativas y subordinadas sustantivas por medio de la conjunción «que». Finalmente, se empiezan a utilizarlos tiempos verbales como el indefinido y pretérito imperfecto. La segunda etapa se ubica entre los 36 y 42 meses, caracterizada por la aparición de oraciones complejas unidas por las conjunciones «y», «pero», «porque» e incluso «que», haciendo posible que los niños verbalicen oraciones coordinadas y subordinadas. Además, en esta etapa se consolida las estructuras desarrolladas en las etapas anteriores. De hecho, son determinantes de las oraciones negativas e interrogativas, en las que hay más dominio de los marcadores interrogativos y acercan al niño a la gramática adulta. En este sentido, la morfología verbal está más madura, los auxiliares se utilizan casi correctamente y emergen las perífrasis de futuro y los tiempos del pasado. En las investigaciones españolas, se subraya el uso correcto de los plurales de los pronombres personales de primera persona («nosotros» y «nosotras»). La tercera etapa se ubica entre los 42 y 54 meses, caracterizada por el uso variado de diferentes elementos gramaticales. Este hecho enriquece y contribuye en el grado de complejidad de las oraciones y permite la creación de diferentes tipos de estructuras oracionales. Finalmente, los tiempos verbales empiezan a usarse de forma correcta, sobre todo en presente, pasado y futuro perifrástico, así como en algunos tiempos compuestos. 3.4.3. Últimas adquisiciones El desarrollo del componente morfosintáctico concluye alrededor de los 6 o 7 años. Entre los 54 y 60 meses, su desarrollo se caracteriza por el dominio paulatino de estructuras cada vez más complejas como las oraciones pasivas y las condicionales, así como las que incluyen circunstanciales de tiempo. Se logra plena competencia de estas oraciones hacia los 6 o 7 años, edad en la que también se va desarrollando la conciencia metalingüística. Finalmente, se plantea que, hacia los 6 años, los niños dominan una gramática muy similar a la de los adultos. Algunos autores como Rondal (1982) y Crystal (1983), citados por Acosta y Moreno (2001), señalan que el desarrollo morfosintáctico acaba hacia la pubertad, ya que hay algunos aspectos que aún les queda por ser aprendidos. A continuación, la tabla 6 presenta una secuencia evolutiva de las adquisiciones gramaticales del español, con algunos datos de otros idiomas. 225
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