En el marco de esta aproximación, algunos autores plantean que los niños hacen uso de principios léxicos para el aprendizaje de las palabras. Alexander y Ucelli (2010) señalan que Golinkoff, Mervis y Hirsh-Pasek (1994) indican que los niños tienden a evitar dos nombres distintos para una sola entidad por lo que se ha venido a denominar el «principio de exclusividad mutua». Por otro lado, indican que Clark (1987) propone el llamado «principio de contraste», según el cual las palabras contrastan en sus significados y crean así la posibilidad de su aprendizaje. Si bien los niños recurren a estos principios para el aprendizaje de nuevas palabras, también es posible que recurran al contexto del discurso para identificar y entender que una nueva palabra se puede referir a un nuevo objeto o forma. Inicialmente, los niños pequeños recurren a pistas perceptivas (ejecución de una acción o la forma de los objetos) para aprender nuevas palabras; pero, a medida que se desarrollan, le dan más importancia a las pistas lingüísticas y sociales. 3.3.3. Teoría del emparejamiento rápido Esta teoría hace referencia a la capacidad que tienen los bebés y niños pequeños para establecer una correspondencia inicial entre la palabra y su referente con solo pocas exposiciones y sin una instrucción específica para el aprendizaje de nuevas palabras. Las investigaciones señalan que el niño puede retener estas palabras pasado el mes. Además, indican que si el niño es expuesto a las nuevas palabras por varios días, los resultados serán mejores a tener la exposición en un solo día. 3.3.4. Desarrollo semántico posterior El desarrollo del vocabulario es sumamente importante porque permite que el niño acceda al conocimiento del mundo con mayor precisión, eficacia y flexibilidad; pero, además, es importante porque tiene una estrecha relación con la comprensión lectora. Al estudiar el vocabulario en edades posteriores, los investigadores diferencian los conceptos de amplitud y profundidad del vocabulario. El primero hace referencia al número de palabras que conoce; mientras que el segundo, al grado y al tipo de conocimiento que tiene sobre las palabras. La exposición repetida a las palabras en distintos contextos de uso permite y facilita su mejor conocimiento y manejo. Naggy y Scott (2000), citados por Alexander y Ucelli (2010), plantean que la adquisición del vocabulario no consiste solo en añadir nuevas palabras y conceptos a una lista, sino en el conocimiento que se tiene sobre 222
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