Según Bohannon III y Bonvillian, Watson (1924) afirmó que «el lenguaje, según lo concebimos normalmente, y a pesar de todas sus complejidades, es en comienzo un tipo de conducta muy sencilla. Se trata de un hábito manipulativo» (2010, p. 244). Además, dichos autores agregan que Skinner (1957) afirmó que el lenguaje es un caso especial de conducta solo porque es una conducta que se refuerza exclusivamente por otros organismos. El lenguaje genera efectos en los demás, pero no produce ningún refuerzo por sí solo. Estos mismos autores —citando a Moerk (1983), Mowrer (1960), Osgood (1953) y Straats (1971)— señalan que los conductistas utilizan principios del condicionamiento clásico para explicar el desarrollo del vocabulario receptivo, mientras que recurren al condicionamiento operante para explicar la producción del lenguaje. La teoría conductista supone que el habla del niño está moldeada por los diferentes refuerzos y castigos que le proporcionan los agentes de su entorno. Acosta y Moreno (2001) señalan que los conductistas piensan que la capacidad infantil que permite acceder al lenguaje es la «imitación». Desde su perspectiva, esta capacidad, al interactuar con el requerimiento de satisfacer ciertas necesidades, lleva al niño a repetir los sonidos y, posteriormente, las palabras que oye. El refuerzo suministrado por los padres y el modelo lingüístico otorgado por el entorno facilitará la ampliación de las emisiones de acuerdo con la lengua de su entorno. La contribución más importante de este enfoque se encuentra en el campo extralingüístico y se relaciona con la consideración de la influencia del medioambiente como mediador del aprendizaje. 1.2. Enfoques lingüísticos Los enfoques lingüísticos asumen que el lenguaje tiene una estructura o una gramática hasta cierto punto independiente del uso que se hace de él. Owens (2003) refiere que Chomsky señalaba, ya desde sus trabajos, que debía existir cierta universalidad o muchos elementos comunes en las reglas que regían las distintas lenguas humanas. Sin duda, los seres humanos comparten algún tipo de capacidad lingüística, pues incluso las personas con capacidades intelectuales muy limitadas pueden comunicarse a través del lenguaje. Además, ninguna especie distinta de la humana ha desarrollado un sistema tan complejo como las lenguas naturales, lo que constituye, por eso mismo, una de sus capacidades particulares. 202
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