Introducción a la lingüística clínica

órganos como el intestino, el pulmón y el corazón. En los estudios realizados en niños con TEL en los que se ha identificado una mutación de este gen, no se ha observado anomalías en estos órganos, hecho que indica que un nivel reducido de la proteína que transcribe es suficiente para asegurar normalidad en su desarrollo, pero es insuficiente para asegurar el desarrollo adecuado de circuitos neurales relacionados con el procesamiento lingüístico (Benitez-Burraco, 2008). Particularmente, las zonas del sistema nervioso central en las que se ha constatado la transcripción y traducción del gen son regiones cerebrales que están involucradas en el procesamiento lingüístico, como las conexiones córticotalámicas y estriatales, vinculadas a la planificación motora, las acciones secuenciadas y el aprendizaje procedural. Además, interviene en el desarrollo y funcionamiento del cerebelo, que colabora en el mantenimiento de la memoria de trabajo verbal. De acuerdo con lo señalado en esta síntesis acerca de las bases neurobiológicas del lenguaje, parece indiscutible que, al menos en alguna parte de nuestro genoma, debe estar «inscrita» la capacidad de aprenderlo; comprender mejor esa codificación es uno de los máximos desafíos para las neurociencias en la actualidad. Integrar los estudios clínicos comportamentales, la investigación sobre modelos lingüísticos y sociales que expliquen el desarrollo del lenguaje y los análisis bioquímicos y genéticos debiera ser un objetivo primordial de los investigadores en este campo; así se ampliará el horizonte para quiénes se inicien en este maravilloso desafío. 200

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx