problemas que esta frase contiene al complemento de la oración y, por lo tanto, al argumento paciente («una gata»). De manera similar, en la oración: «A la gata le gusta ese sofá», la palabra «a» está señalando que «la gata» es el complemento gramatical. En esta oración, «ese sofá» es el sujeto, lo que se evidencia por su concordancia con el verbo: si en lugar de «ese sofá», el sujeto fuera «esos sofás», «tú» o «yo», la forma del verbo sería, respectivamente, «gustan», «gustas» o «gusto». Si bien debemos obedecer de manera estricta las reglas sintácticas al colocar los argumentos como sujeto o como complemento gramatical, tenemos la opción de decidir cómo estructuramos la información de la oración dándole mayor énfasis a uno de los participantes de la situación que describimos. Así, podemos preferir el orden: «A la gata le gusta ese sofá», si estamos poniendo a la gata como protagonista de lo que describimos. De manera alternativa, si es el sofá el «tópico» de nuestra conversación, probablemente preferiremos el orden: «Ese sofá le gusta a la gata». La elección de un tópico oracional determina que el resto de la información que ofrecemos en la oración (lo que se conoce como «comentario») esté en función de dicho tópico: si bien en las dos oraciones anteriores se describe la misma situación, la primera es más adecuada para una conversación sobre la gata (el comentario menciona un gusto del animalito) y la segunda, para una conversación que trata sobre el sofá (el comentario menciona una propiedad de ese sofá en particular). La pregunta por el origen del lenguaje nos remonta en el tiempo hasta nuestros ancestros homínidos, lo que nos obliga a formular hipótesis que no podemos contrastar fácilmente con datos. Podemos suponer que los primeros elementos lingüísticos que utilizaron nuestros ancestros —quizá el Homo habilis— fueron signos simples, tanto orales como gestuales. La comprensión de que un sonido o un gesto puede representar un objeto o un evento distinto de ellos —es decir, la utilización de signos— es el paso fundamental para la existencia del lenguaje. La posibilidad de combinación de estos elementos para formar expresiones más complejas (la gramática) es seguramente un desarrollo posterior, como también lo es la gran sofisticación de los sistemas expresivos de sonidos y señas que muestran las lenguas contemporáneas, lo que se conoce como la «fonología» del lenguaje. Es muy probable que los grupos originarios de Homo sapiens que salieron del África para poblar el mundo, hace aproximadamente 100 000 años, ya dominaran un sistema lingüístico lo 18
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