Introducción a la lingüística clínica

complejas de diversa naturaleza (Deus, 2012). Se señala también que el uso de la RMf ha contribuido, en particular, a delimitar las áreas cerebrales involucradas en el circuito neural del lenguaje y la implicación de diversas de ellas en los distintos componentes lingüísticos (Deus, 2012). Se sabe, por ejemplo, que durante el procesamiento lingüístico se genera patrones complejos de asociación entre diversas áreas corticales y de la subcorteza que amplían la activación de las tradicionales áreas de Broca y Wernicke. Por otra parte, el uso de la magnetoelectroencefalografía (MEG), que posee una alta resolución espacio-temporal, permite registrar, de modo preciso, la activación de patrones espacio-temporales en el procesamiento de la información verbal y conocer cuáles son las redes neurales que se activan en dicho procesamiento, incluso en el primer año de vida de los niños. Un ejemplo interesante relacionado con la utilización de esta técnica en tareas de procesamiento del habla a edades muy tempranas del desarrollo es el trabajo de Imada y otros (2006). Ellos analizaron las respuestas y el aprendizaje de niños menores de un año en procesamiento fonológico en contextos naturales y experimentales; además, establecieron diferencias significativas en el aprendizaje a través de la percepción fonológica cuando los estímulos verbales eran dados en contextos naturales (Imada & otros, 2006). Finalmente, la tomografía por emisión de positrones (PET), la de fotón único (SPECT) y la estimulación magnética transcraneal (TMS) forman también parte de este conjunto de métodos de evidencia acerca de la funcionalidad del cerebro. Mediante estas técnicas se ha ido construyendo los «mapas de activación cortical» de diferentes funciones motoras y cognitivas, así como de integración sensorial (Hernández-Muela, Mulas & Mattos, 2004). La exploración del funcionamiento cerebral en personas normales y los cambios que ocurren como consecuencia de los mecanismos de plasticidad y adaptación frente a lesiones o trastornos evolutivos entregan evidencia acerca de cómo se transfiere funciones entre diferentes áreas cerebrales y cómo se va especializando y lateralizando en condiciones típicas de desarrollo. Para una revisión más detallada del uso de estas técnicas, es recomendable revisar el trabajo de Patricia Kuhl (2010). Otro aporte desde la perspectiva temporal de la actividad eléctrica cerebral es el que provee el estudio de potenciales evocados específicos frente a determinadas tareas, algunas de orden cognitivo y lingüístico, a los que se somete a los individuos. Corresponden a registros de actividad 193

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