«especificativa»); en cambio, la oración: «El joven lavó las blancas sábanas» solo sirve para indicar que las sábanas eran de ese color (interpretación «explicativa») y no sugiere que también hubiera sábanas de otro color. Las reglas sintácticas que seguimos los hablantes al representar lingüísticamente situaciones o eventos, quizá la función más fundamental del lenguaje, también nos muestran que algunas se pueden utilizar con más libertad que otras. Con la oración castellana: «Una gata arañó el sofá» describimos una situación en la que participan dos entidades (una gata y un sofá) que se encuentran en una determinada relación, a saber, la gata ha realizado una acción (arañar) que ha afectado al sofá. El lenguaje nos permite describir esta situación gracias a que podemos construir dos frases que representan a ambos participantes de la situación —«una gata» y «ese sofá»— y combinarlas con otro signo que representa la relación entre ambos —el verbo «arañó», que aparece también con un morfema de tiempo pasado—. La combinación sintáctica de estas dos frases, llamadas «argumentos», con el verbo, llamado «predicado», permite que nuestro interlocutor entienda que estamos afirmando de la gata que arañó el sofá y del sofá que lo arañó la gata. La combinación sintáctica de los argumentos con su predicado no es simple, sin embargo. Debemos cuidar que la frase «una gata» sea el «sujeto gramatical» del verbo (lo que se evidencia por la concordancia entre ellos) y que la otra, «el sofá», sea el «objeto» o «complemento gramatical». Son estas relaciones sintácticas las que garantizan que la interpretación de «agente» de la acción de arañar se asocie con «una gata» y la de «paciente» de dicha acción se asocie con «ese sofá». El establecimiento indudable de las relaciones gramaticales de «sujeto» y «objeto» es lo que permite que los argumentos «una gata» y «ese sofá» reciban las mismas interpretaciones (agente y paciente) en la oración anterior y en la oración: «Ese sofá lo arañó la gata». Aunque la posición de los argumentos dentro de la oración es diferente, la interpretación es la misma porque las relaciones gramaticales de los argumentos son idénticas en ambas oraciones. También son las relaciones de sujeto gramatical y de objeto o complemento gramatical las que garantizan que interpretemos correctamente que en la oración: «Ese alambre arañó a una gata», el alambre es el que causó el arañazo y la gata la que lo sufrió. En esta oración, la palabra «a» de la frase «a una gata» nos permite identificar sin 17
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