oscicular y la trompa de Eustaquio constituyen un sistema de transmisión de las ondas sonoras hacia el oído interno que realiza un acoplamiento de impedancias entre el OM y el OI; de este modo, impide la pérdida de energía sonora que se produciría al pasar el sonido de un medio aéreo (OE y OM) a un medio líquido (OI) y protege al OI de los sonidos intensos, atenuando la energía sonora que se trasmite hacia este mediante una contracción refleja de los músculos del martillo y del estribo. El OI está formado por estructuras como el vestíbulo y la cóclea, órgano sensorial de la audición. En la cóclea, encontramos al órgano de Corti y, en este, la membrana basilar, donde se ubica las células pilosas que tienen la propiedad de analizar los sonidos en frecuencias altas y bajas, además de convertir los estímulos mecánicos transmitidos por el OM en impulsos eléctricos que generan la excitación de los terminales neuronales. El análisis frecuencial es tonotópico; es decir, si se percibe un sonido de frecuencia grave, el área de estimulación será en la parte apical de la membrana basilar, mientras que, si se percibe uno de frecuencia aguda, la estimulación será en la parte basal. Finalmente, el impulso eléctrico viaja hacia el sistema auditivo central y eso permite que el hombre reconozca y distinga una gran cantidad de sonidos diferentes, ligados al habla, la música y los sonidos propios del hombre y la naturaleza. Intervienen en esta operación procesos superiores como la atención y la memoria para lograr una adecuada percepción. En este sentido, el habla, como fenómeno acústico, se relaciona y coordina estrechamente con el sistema auditivo, que está especialmente equipado para recibir el código que produce la voz humana, por cuanto el habla es una secuencia de sonidos complejos que varían de continuo en intensidad y frecuencia. En este sentido, un oído sano es una condición importante para aprender a hablar y, por ello, toda perturbación de este repercute en la evolución y desarrollo normal del lenguaje verbal. 2. PÉRDIDA AUDITIVA La pérdida auditiva es la disminución de dicha función, ya sea total o parcial. Aunque esta sea mínima, puede influir en el desarrollo del lenguaje y aprendizaje, así como en la relación del individuo con su entorno. Según la OMS7, cinco de cada mil niños nacen con pérdida auditiva discapacitante o la sufren en la primera infancia y sus causas pueden ser diversas: 174
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