Debemos considerar, además, ciertas propiedades del sonido que dependerán de las condiciones ambientales del medio en que se propaga y que pueden favorecer o perjudicar la adecuada competencia comunicativa. Estas propiedades son las siguientes: a) la reflexión, que es el cambio de dirección de una onda sonora al entrar en contacto con la superficie de un cuerpo; b) la refracción, que se refiere al cambio de dirección que experimenta la onda sonora cuando pasa de un medio a otro (medio aéreo —oído medio— a líquido —oído interno—); c) la absorción, que designa la pérdida de energía sonora producto de la distancia, viscosidad y otros factores del propio medio, o por objetos interpuestos en el camino de avance de la onda; d) la difracción, que se produce cuando la onda sonora bordea los objetos con el fin de propagarse y abarcar un mayor espacio; y e) la interferencia, que se produce cuando dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud. 1.2. Fisiología del sistema auditivo El sistema auditivo constituye el medio de entrada de la comunicación humana y su función es la detección de los sonidos del habla y su transformación en un código neural, cuya interpretación se realiza en el cerebro. El oído humano presenta una enorme capacidad selectiva, capaz de detectar frecuencias acústicas comprendidas en un rango de entre 20 y 20 000 Hz. Algunos animales, como los perros, murciélagos, ballenas y delfines, son capaces de captar frecuencias por encima de los 20 000 Hz (ultrasonidos) o por debajo de los 20 Hz (infrasonidos). El sistema auditivo está conformado por una porción periférica, integrada por el oído externo (OE), el oído medio (OM) y el oído interno (OI), además de una porción central que comprende las vías neurales y áreas corticales implicadas en la audición. El OE está constituido por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo (CAE). El pabellón tiene la función de localizar la fuente sonora y amplificar selectivamente algunas frecuencias. Esta tarea la realiza percibiendo las minúsculas diferencias que hay en el tiempo de llegada del sonido a cada uno de los oídos y en la intensidad con que llega a ellos. Por otro lado, el CAE protege las estructuras del OM y contribuye también a la amplificación selectiva de algunas frecuencias, dirigiendo las ondas sonoras hacia el OM. El OM está formado por la membrana timpánica y tres huesecillos denominados martillo, yunque y estribo. Los músculos de la cadena 173
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