adaptación de los diferentes tipos de amplificación auditiva. Finalmente, se incluirán diferentes metodologías de rehabilitación para niños con pérdida auditiva, con especial énfasis en la metodología auditivo oral. 1. ACÚSTICA Y AUDICIÓN Para entender el complejo proceso de la instauración y desarrollo de una lengua, con todos los componentes que ella involucra, se debe comprender, en principio, la naturaleza de la formación, la producción, la transmisión, el almacenamiento, la percepción y la reproducción del sonido, elemento básico para la estructuración de lenguaje verbal. 1.1. Naturaleza del sonido El sonido es un disturbio producido por un movimiento vibratorio que se propaga en un medio material elástico, ya sea sólido, líquido o gaseoso, en forma de ondas mecánicas de presión. Se transmite mediante la compresión (incremento) y rarefacción (decremento) de las moléculas del medio transmisor y su velocidad de transmisión es mayor en los medios sólidos y menor en los medios aéreos, por factores tan diversos como la temperatura y densidad de sus partículas. Su velocidad en el medio líquido es intermedia y, en el vacío, no se propaga; ya que, por tratarse de una onda mecánica de presión, necesita la existencia de partículas materiales para hacerlo. Una onda sonora puede estudiarse desde diferentes parámetros, tales como la frecuencia y la amplitud. La primera está determinada por el número de oscilaciones o ciclos que ocurren en una unidad de tiempo (un segundo) y su unidad de medida es el hercio (Hz). El oído humano es capaz de percibir una amplia gama de frecuencias desde los 20 hasta los 20 000 Hz. Los sonidos del habla, sin embargo, están comprendidos en un rango más estrecho, entre los 300 y los 4000 Hz. Cuando los ciclos son menores a los 1000 Hz, se denomina frecuencias bajas o graves y, cuando son mayores, altas o agudas. Otra característica importante que se mide es la amplitud o intensidad del sonido, cuya unidad de medida es el decibel (dB). Existen diferentes tipos de decibel: entre ellos se cuenta, por ejemplo, el dB SPL, que se usa cuando evaluamos el nivel de presión sonora de un ambiente por medio de un sonómetro; o el dB HL, que se usa cuando se hace lo propio con el nivel de audición humana y en el que, de hecho, se presenta los datos sobre los umbrales de audición humana. 172
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