fundamental en el marco general del tratamiento de cualquier trastorno de la comunicación y el lenguaje. Asimismo, este desarrollo ha permitido diferenciar con detalle aquellos trastornos lingüísticos de la infancia de aquellos propios de la edad adulta. Según Codesido (1999), la Lingüística le proporciona al terapeuta una base, un marco de referencia y un conjunto de principios sistemáticos que le permiten actuar con mayor seguridad a la hora de organizar la información clínica, evaluar el comportamiento lingüístico del sujeto, priorizar los objetivos con el paciente o diseñar estrategias de intervención para su recuperación. Acerca de esta última, la historia en el campo nos remite a un interés inicial que se centró fundamentalmente en la parte articulatoria, razón por la que los profesionales que se dedicaban a tratar los primeros casos de afasias eran foniatras. Sin embargo, la experiencia adquirida con el paso de los años ha permitido la construcción de baterías de evaluación y técnicas de intervención más completas. Los materiales con que se cuenta ahora han exigido estudios e investigaciones que analicen y describan las acciones propias de la habilidad lingüística, deficitaria o no. Solo este desarrollo ha hecho posible cumplir el objetivo de optimizar las condiciones que supone un déficit lingüístico o comunicativo. Con el paso de los años, ha habido modificaciones en la concepción y los avances relacionados con la descripción de la estructura cerebral, así como en la consideración de las funciones de corte psicológico y en el detalle en la descripción fonética. Estos, junto con un avance tecnológico importante, son elementos que han permitido el desarrollo positivo en el estudio de los trastornos del lenguaje, así como su detección oportuna y su intervención precisa. A modo de ilustración, Crystal (1980) maneja no solo criterios lingüísticos, sino también una perspectiva integradora de los componentes. Esta aproximación le ha permitido hacer una propuesta de las «principales categorías de patología lingüística». Según este esquema, el sonido se concibe desde su base motora y desde su proyección sensorial (patente en la recepción). Además, se vincula las 145
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