de los trastornos de la comunicación y el lenguaje. Asimismo, se describirá los antecedentes de la lingüística clínica, sus definiciones mejor sustentadas, sus ámbitos de desarrollo, la diferencia que existe entre esta y la Fonoaudiología, así como el campo de acción de aquellos lingüistas que deciden centrar su labor en el estudio de los trastornos del lenguaje y que, como resultado, abordan aspectos interdisciplinarios sin perder la esencia de su formación. 1. ANTECEDENTES El interés por relacionar el lenguaje con la mente, el cerebro y el pensamiento siempre ha estado presente, incluso en tiempos anteriores a nuestra era. Por ejemplo, en Egipto se han hallado papiros que registran la existencia de desórdenes del habla, hecho que se consideró importante y digno de estudio. Por lo tanto, este tipo de problemas se reconoció en esa época tan temprana como un hecho común. No obstante, a lo largo de la historia se ha entendido y abordado como un problema de origen divino, espiritual e incluso mágico, por el carácter que muchas culturas han dado a sus lenguas y a la relación de estas con su divinidad o lo que entendían por «alma». Si nos remontamos a la antigua Grecia, los presocráticos y Aristóteles planteaban, sin ninguna duda, que existía una relación entre lenguaje y pensamiento, lo cual diferenciaba el nivel de intención comunicativa entre los humanos y otros animales. Más tarde, el estudio tanto de la anatomía como de la fisiología del cerebro tuvo como objetivo investigar las patologías del lenguaje como medio para indagar en la base cerebral del lenguaje y en las relaciones entre funciones cognitivas y áreas propias del cerebro. Los estudios llevados a cabo por Broca, Wernicke y Lichtheim denotaron claro interés por estudiar la interesante relación entre pensamiento, lenguaje y cerebro. De hecho, las investigaciones realizadas por estos estudiosos resultaron fundamentales para establecer las respectivas conexiones entre los fenómernos estudiados y el cerebro, lo cual se hizo sobre la base de las dificultades en la elaboración y comprensión del lenguaje que registraban los pacientes que tenían a su cargo. Recién en el siglo XIX, se estableció parámetros relativamente claros y homogéneos relacionados con esta temática. La orientación así iniciada dio pie a que el interés por los temas relacionados con las deficiencias lingüísticas —y todo aquello relacionado 138
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