Ramsden, 2011). En adultos, por otra parte, se puede observar un deterioro natural cuando el sujeto ingresa a la tercera edad, en especial en sujetos que están por sobre los 70 años (Juncos, 1998). c. Factores personales. Fenómenos como el bilingüismo, las variaciones dialectales y las diferencias culturales pueden producir diferencias más que trastornos en el ámbito lingüístico y comunicativo (Goldstein & Hordon-Ikard, 2010). El hecho de que la gran mayoría de sociedades modernas sean multiculturales es un factor que debe ser considerado. d. Cuadros asociados. Como ya se mencionó, además de presentar dificultades adicionales dentro de su misma patología, es frecuente que las personas con TL presenten una alta comorbilidad. Esta característica hace que, a veces, sea difícil de establecer si las dificultades observadas en un determinado sujeto se deben a alguna de las alteraciones presentes al momento de la evaluación (Goldstein & Hordon-Ikard, 2010; Narbona & Chevrie-Muller, 2003). En el caso de la población adulta con TL, también se observan variados cuadros asociados como, por ejemplo, los numerosos trastornos cognitivos asociados a la afasia (Bonini & Radanovic, 2015). e. Sistemas de clasificación. Existe numerosos sistemas de clasificación construidos por diversos criterios, que no son homologables entre sí en algunas ocasiones. Por ello, en la población tanto adulta como infantil se sugiere tener un marco de referencia consistente; es decir, no mezclar taxonomías diagnósticas al evaluar un caso debido a que lo que constituye una clasificación determinada puede haber cambiado. f. Intervención. Esta juega un papel destacado en la evolución de los TL, como ocurre en el caso de sujetos con afasia, en los que se observa que el tratamiento puede producir cambios significativos (Bhogal, Teasell, Foley & Speechley, 2003). Lo mismo ocurre en la población infantil, en la que la intervención puede producir cambios significativos en el perfil lingüístico de un menor a través del tiempo (Law & otros, 2012). g. Prevalencia e incidencia. Existen patologías mucho más frecuentes que otras, que varían su forma de presentación según los factores antes mencionados. Por ello, frente a una patología poco clara en términos diagnósticos, siempre es mejor considerar, en principio, que 130
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