alteraciones fonológicas puras en las alteraciones del habla infantil (Bosma, 2004). La presencia de los TL en la población infantil traerá no solo dificultades de rendimiento lingüístico, con consecuencias adversas en la interacción con sus pares y problemas de acceso al currículo escolar, sino también otras dificultades de orden conductual, emocional y psiquiátrico (Beitchman & Brownlie, 2010). Algo similar ocurre en la población adulta, en la que puede aparecer compromiso cognitivo y emocional asociado, incluso en patologías en las que no se esperaría encontrar este tipo de dificultades (Juncos, 1998; Salinas & Delgado, 2009). Otro aspecto que se debe considerar en los TL es que, si bien existe una separación teórica clara entre trastornos que afectan la infancia y la edad adulta, estos límites no son tan claros en la práctica y una patología que en general tiende a presentarse en un rango etáreo, puede hacerlo ocasionalmente en otro. Prueba de ello es la persistencia del trastorno específico del lenguaje (TEL) hacia la edad adulta (Conti-Ramsden & Durkin, 2008) o la presencia de afasia en población infantil (Narbona & Crespo-Eguilaz, 2008). Por último, es importante considerar, respecto de los TL, que por más información que un fonoaudiólogo maneje respecto de una determinada patología, su presentación variará dependiendo de los siguientes factores: a. Alta heterogeneidad. Generalmente, los trastornos del lenguaje son altamente heterogéneos debido a que la expresión de las alteraciones no depende solamente del cuadro de base, sino de un sinnúmero de factores personales y culturales (Moreno-Flaggé, 2013). En el caso de las alteraciones en la población adulta, el nivel educacional previo es un factor importante. De hecho, el pronóstico es peor cuando el nivel educacional es menor (Abarca & otros, 2008). b. Evolución. Al observar la evolución del lenguaje en sujetos portadores de una patología, puede apreciarse cómo las características van cambiando de manera importante a lo largo del tiempo. Este hecho no implica que el cuadro esté resuelto, sino que simplemente cambió su forma de presentación (Castro Rebolledo & otros, 2004). A esto se debe agregar que en la gran mayoría de niños con TEL, se aprecia una mejora progresiva que es ilusoria porque buena parte de estos menores nunca logra homologar su rendimiento con el de sus pares sin dificultades lingüísticas (St. Clair, Pickles, Durkin & Conti129
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