se inician, validan y revalidan usando estrategias como la cortesía. Brown y Levinson (1987) plantearon una de las teorías más relevantes para estudiar la cortesía verbal y propusieron que comprender la noción de «cortesía» involucraba comprender la de «imagen social». Según Goffman (1967), esta constituye el valor social positivo que una persona reclama para sí mismo. Por ello, la función principal de la cortesía sería preservar y satisfacer esta imagen en caso de amenazas (Brown & Levinson, 1987; Siebold, 2008). La imagen social puede ser «negativa» o «positiva» (Brown & Levinson, 1987). La primera se vincula al deseo de lograr autonomía e independencia (es decir, libertad sin restricciones o impedimentos); mientras que la segunda, al deseo de ser aceptado o aprobado para así poder pertenecer o formar parte de un grupo (Brown & Levinson, 1987). Si alguien nos prohíbe comer a una hora determinada o nos impide llevar a alguien a casa, está atentando con nuestra imagen negativa; mientras que, si alguien nos denigra por nuestro lenguaje o forma de vestir, lo está haciendo con nuestra imagen positiva: en el primer caso, se ataca nuestro deseo de ser libres; en el segundo, el de ser aceptados. Dado que la interacción es de por sí conflictiva, en la medida en que supone límites para nuestros dos tipos de imagen, siempre habrá acciones que involucren conflictos. En términos de Austin, existen cuatro actos de habla que implican amenaza a la imagen: a) atentar contra la imagen negativa del receptor (el emisor da órdenes o advertencias), b) atentar contra la imagen positiva del receptor (hacerle un reclamo o queja); y c) atentar contra la imagen negativa del emisor (el emisor se compromete y promete sin desearlo). Estas situaciones colocan en riesgo o amenaza la imagen social de la persona, por lo que se buscan estrategias para mitigar su efecto. Brown y Levinson (1987) distinguen algunas estrategias enfocadas en el cuidado de la imagen que se vincula al tipo de amenaza que esta reciba. Si fuera abiertamente manifiesta y se expresara en una intención comunicativa clara y directa, aún así se podría neutralizar por medio de la cortesía. Esta se puede manifestar de dos maneras: como cortesía positiva, cuando se expresa respaldo y valoración; y como cortesía negativa, cuando se manifiesta respeto por el espacio ajeno. Así, si alguien ha criticado abiertamente nuestra posición respecto de un problema, por ejemplo, podría neutralizar el daño a nuestra imagen resaltando y alabando aquellos puntos en que cree que tenemos razón o afirmando el derecho que tenemos 100
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