Hacer de la lectura una experiencia: reflexiones sobre mediación y formación de lectores
32 de lectura literaria. Apelaban, por tanto, a un tipo de intervención orientada a dotar de sentido esa práctica de lectura en el espacio personal del sujeto. Por su parte, los comentarios posteriores de la niña sugieren la construcción de ciertas habilidades de lectu- ra que podríamos considerar como formas de progreso en su camino de formación como lectora literaria. Así, por ejemplo, algunas de sus afirmaciones en el afiche de recomendación dan cuenta del alto grado de implica- ción personal y de participación afectiva que alcanzó en la lectura: «Me hizo sentir como si estuviera dentro del libro» (una sensación, por cierto, completamente dife- rente de la que habrá sentido en el encuentro directo con el álbum en la biblioteca escolar). Otras, en cambio, aluden a una lectura más distanciada y analítica, capaz de observar el efecto de ciertos elementos composicio- nales en el significado global de la obra: «La letra repre- sentaba el estado de ánimo de los personajes». En este punto, estamos frente a un tipo de aproximación al tex- to que no es del todo «natural» en un lector principiante sino que, muy probablemente, ha sido construida con el apoyo de la intervención docente. Lo anterior nos lleva a plantear que, tal vez, debe- mos comenzar a pensar en una «re-escolarización» de la lectura. Esto es, que la lectura vuelva a ocupar un espacio de relevancia en la intervención docente, no
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