local gratis. No le cobraba alquiler. Y todo el que era jugador de ellos le daba trabajo en la fábrica» (Pedro Frías Entrevista, 13 de noviembre, 1981). Foto 4. Los hermanos Rostaing, temible dupla aliancista de los años veinte. Archivo Aldo Panfichi. Al reclutar a jugadores a través de la oferta de un trabajo relativamente privilegiado para las clases populares limeñas, las fábricas textiles dieron los primeros pasos hacia el eventual profesionalismo. El jugador se acercaba a la gerencia ya sea en forma directa o a través de un amigo de la fábrica. Según la descripción de un hombre que llegó así a jugar por el Sporting Tabaco: «decía el gerente, “Vamos a darle una oportunidad para verlo jugar”. Entonces lo veían jugar. Les gustaba, y entonces le daban trabajo, aunque sea recogiendo, barriendo. El caso es que usted trabajaba en la fábrica. Tenía un buen salario» (Israel Bravo Ríos. Entrevista, 3 de junio, 1982). Y había algunos beneficios adicionales. Los jugadores salían temprano del trabajo para poder entrenar, sin perder el salario. A veces se les ayudaba con préstamos que no recibían los otros operarios. 81
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