fútbol y con el comienzo del nuevo siglo algunas personas empezaron ocasionalmente a «ir al fútbol», como también iban a las carreras de caballos o a los toros. Era propio de esta euforia por los nuevos juegos que surgieran en Lima una serie de «sport-man», sobre todo dentro de la juventud de la nueva oligarquía. Fue el caso de las directivas del Unión Cricket que en 1897 se componía de personas tan «distinguidas» como Pedro de Osma, Carlos Gildemeister, J. Garland, Miguel Grau, Luis Alayza y Rafael Benavides. Fue el caso también de Telmo Carbajo en el Callao, promotor de la Sociedad Sportiva Confederada, antes mencionada, y más tarde de Plácido Galindo en la Universidad, de Fernando Ortiz de Zevallos Vidaurre, de Alberto Benavides Canseco, de Luis Miró Quesada, todos ellos entre 20 y 25 años de edad68. En otras palabras, el fútbol, cuando ingresaba en la sociedad peruana, repetía los mismos moldes oligárquicos de los otros juegos recreativos de entonces. Sin embargo, con los profundos cambios que comenzaban a ocurrir en el contexto social de Lima, otro iba a ser el papel que cumpliría. El carácter de juego colectivo, en equipo, en una sociedad que se colectiviza y se masifica, fruto del desarrollo capitalista, posibilitó que fueran otras personas las que empezaran a practicar el fútbol, personas que provenían de otros estratos sociales. Al parecer los primeros equipos populares de fútbol surgieron en el puerto, en el Callao, justamente por donde espacialmente lo introdujeron los inmigrantes ingleses, ya que muchos marineros enseñaron a los porteños este alegre deporte. Un poco después se veía, de vez en cuando, un partido espontáneo jugado entre los aristocráticos jugadores del Lima Cricket y algunos trabajadores que habían estado observando con curiosidad los entrenamientos. Rápidamente estos encuentros informales entre marinos ingleses, por un lado, y estibadores y pescadores, por otro, en el puerto o entre jugadores del Lima Cricket y obreros limeños en la capital, dieron el estímulo para una mayor participación popular en el fútbol. También los mismos clubes oligárquicos patrocinaban la formación de conjuntos de jugadores de los sectores populares para tener contra quien competir y demostrar su superioridad deportiva. Estos clubes animaban a los jugadores populares pagándoles pequeñas propinas por cada partido. Por lo demás, con mucha mayor frecuencia, los mismos participantes de las clases populares comenzaron a formar sus propios clubes. 76
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