ha sido considerado el mejor programa deportivo radial en esos recuentos que se hacen a fin de año. Los hinchas defendían a sus ídolos, criticaban a los dirigentes, los árbitros, los jugadores de otros equipos; hacíamos encuestas al aire, los oyentes podían preguntarle lo que quisieran a los invitados que llevábamos a los estudios. También hubo aquellos que solo llamaban para mentarme la madre, hasta llegué a reconocer sus voces. Pero nadie puede decir que Littman Gallo le ha colgado el teléfono. El día que murió mi madre, a pesar de la tristeza que me invadía, igual fui por la noche a la radio a hacer mi programa para no fallarle a los oyentes. Entró la primera llamada y una voz de muchachito me mentó la madre. Respiré profundo y le contesté. —Mi viejita está desde hoy en el cielo, y a pesar del dolor de no verla más, he venido a hacer el programa con ustedes—. El otro colgó el teléfono, seguramente muy avergonzado. Todos los siguientes oyentes que llamaron esa noche —y que fueron decenas— me dieron sus sentidas condolencias, con mucho respeto. A lo largo de los últimos diez años Deportegrama se ha emitido por las radios Unión, Libertad y Gol, a partir de las siete o de las diez de la noche. El 2003 salió al aire por Unión, pero ahí cerré el programa; como ya dije, estos son tiempos difíciles para la radio. Ahora solo hago unos pequeños noticieros informativos para Radio Libertad. Pero me provoca un sano orgullo haber sido el pionero de los programas con participación directa del público a través del teléfono, costumbre que luego se ha extendido por todo el dial. Ahora hasta hay espacios en televisión que han copiado ese formato. A mí me hace feliz que el público encuentre más canales donde hacer escuchar su voz y recuerdo con cariño a los oyentes que me llamaban, muchos ya eran como panelistas porque participaban casi a diario: Jorge Mongrut, los hermanos Velásquez, la chica Cecilia, Metálica, el Gusano Dávila, Cristalito, y tantos otros que hablaban de diferentes temas, ya hasta se salían de lo meramente deportivo; creo que terminé convirtiéndome en una especie de psicólogo. Deportegrama funcionaba como una terapia para jóvenes que querían terminar el día con una sonrisa, con un programa divertido, donde podían llamar y hablar de sus cosas, hasta me invitaban a tomar un par de cervezas, a juntarnos para conversar. Uno de mis fieles oyentes me buscó un día para hacerme una página web. Yo no sabía bien en qué consistía eso, pero siempre he sido muy abierto con la gente y colaboré con él, le di fotos de mi álbum familiar, datos, le conté mi trayectoria, lo hice pasar a la cabina para que tomara 412
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx