Ese gol existe 2da edición

Escuela Nº 7 (Cajas, 1949, pp. 51-52; El Comercio, 18-6-1900, 22-6-1900, 29-7-1902). Con ello empezamos a comprender la relevancia del espacio educativo en la expansión de la práctica del fútbol. Gracias a la información recopilada, consideramos que debemos establecer una división de los clubes en tres tipos29: a) escuelas con equipos de fútbol, b) clubes formados por alumnos con apoyo de autoridades educativas y c) clubes formados por alumnos sin apoyo de autoridades educativas. Las escuelas se interesaron rápidamente en la práctica del fútbol, formaron equipos con la participación de sus alumnos y solían pactar partidos con otros equipos. En Lima, estos colegios eran: Nuestra Señora de Guadalupe, el colegio Mercedarias y el colegio José Pardo (a los que nos referiremos después), el colegio de Lima, el colegio Whilar, el colegio Inmaculada, el colegio Santo Tomás de Aquino y los Sagrados Corazones y, en el Callao, The Callao High School. Todos ellos eran escuelas para niños y jóvenes de la élite. Entre los colegios destinados a las clases medias que contaron con equipos de fútbol, los más importantes fueron el colegio Labarthe, el Dos de Mayo y el Raimondi en Lima; en el Callao, lo fue el Instituto Chalaco, a partir del cual un grupo de alumnos llegaría a formar el Atlético Chalaco. El «Reglamento de enseñanza», promulgado en 1908 durante el gobierno de A. Leguía, favoreció la formación de clubes al interior de los colegios y estableció oficialmente la introducción de los deportes como parte de los planes curriculares escolares (aunque algunos colegios ya los practicaban), así como el patrocinio a la formación de asociaciones entre los alumnos. Por ello, son varios los casos en los que las autoridades educativas (directores de los colegios o preceptores) fueron las principales impulsoras de estas organizaciones; ellas consideraban necesario estimular a los estudiantes para que estos formasen clubes debido a sus supuestos beneficios educativos, patrióticos y morales. El apoyo se manifestaba a través de asesorías para la elaboración de reglamentos y conformación de directivas, facilitándoles lugares de reunión o medios para conseguir los materiales necesarios, y estimulándolos a organizar y participar en competencias. Es evidente que el apoyo de las autoridades educativas no fue similar en todos los colegios, y se lograron mejores resultados ahí donde los esfuerzos de las autoridades fueron mayores. Para explicar mejor estas ideas tomemos los casos de tres colegios donde las prácticas 37

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