ingleses y contaban con pocos peruanos. El 6 de julio del mismo año se informa de un encuentro entre un equipo formado por peruanos y otro formado por ingleses. Durante las Fiestas Patrias de 1895 se organizó otro con la victoria del equipo inglés; y el 1º de septiembre se efectuó uno adicional entre los mismos equipos15. Durante esos años se registran las primeras noticias de los partidos jugados por marineros británicos. En 1895 se jugó el primero entre un equipo formado por peruanos e inmigrantes ingleses frente a marineros del buque Leander, al que asistieron tres mil personas. Al año siguiente, un combinado de jugadores de Barranco y Callao enfrentó a uno de Lima, y hubo dos partidos más entre limeños e ingleses. En 1897 se pactó un partido entre Barranco y Chorrillos; este último jugó también contra un combinado limeño al que goleó pocos días después y, finalmente, tenemos el ya habitual encuentro entre peruanos e ingleses (Cajas, 1949, pp. 29-33, 38-39). Pero los partidos de fútbol aún eran escasos y aislados, apenas un par al año. La prensa les brindaba escasa atención y convocaban poco público. La práctica del fútbol se restringía casi exclusivamente a los súbditos de la corona británica, a algunos jóvenes de la élite limeña y a la visita ocasional de marineros británicos —por esta razón el fútbol no fue incluido en los juegos atléticos que se realizaron en el campo de Santa Sofía entre los días 20 y 30 de septiembre de 1897—. El sentido del juego no era otro que el de la diversión; sin embargo, aunque ocasionales, los partidos dejaban una fuerte impresión entre los espectadores. Un cronista, al observar un partido de 1896, menciona que: [...] se disputaron tenazmente los honores del fútbol, aunque el juego de los jugadores peruanos no era tan experimentado como el de los ingleses, luchó, sin embargo, a brazo partido, y hubo gran entusiasmo siendo al cabo vencidos los peruanos, tanto porque algunos jugadores no pudieron tomar parte en el desafío tanto porque en el grupo de ingleses la mayoría de los que tomaban parte eran más experimentados y contaban entre su número a hombres de buena talla en tanto que los peruanos eran todos jóvenes de pocos años (El amigo de lo ajeno, 1939, p. 130). El poeta José Gálvez, jugador y espectador, resalta la experiencia que significaba jugar el fútbol en esa época: [...] al principio llamaron mucho la atención los que se dedicaban a esas distracciones. Casi no practicaban los deportes sino los que habían estado en Europa, que no eran muchos y que, dicho sea de paso, eran mirados con una 32
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