La revista Variedades, por ejemplo, al aludir al cuadro blanquiazul fue terminante. «Su vanidad y fatuidad dio pie a que sus rivales lo empaten», decía. Y a lo mejor era cierto. Y es que faltando poco por jugar, el back Soria «se enredó en un cabreo inútil», perdió el balón y dio lugar a la jugada del empate uruguayo que apagó toda ilusión de triunfo. El veloz Iriarte recibió el regalo, no tenía razón alguna para perdonar y decretó, con Valdivieso entregado por un Judas de corto, el empate a dos goles que oscureció la tarde. Como en el Gólgota. Los errores se pagan y a pesar de un brillante y productivo primer tiempo, los jugadores de Alianza Lima tuvieron que resignarse al empate. El resultado fastidió a los aficionados de Alianza Lima y los seguidores del cuadro de la Universidad sacaban pecho al día siguiente por haber sido el único equipo peruano capaz de vencer, y de qué manera, a los campeones del mundo. La vida tenía que continuar para los aliancistas, así como también para la Junta de Gobierno de Luis Sánchez Cerro, ya en aprietos políticos, por lo que decidió reconquistar el favor de los arequipeños que lo habían encumbrado al poder y que ahora empezaban a levantar reclamos y a enfriar cercanías políticas. El 30 de diciembre desembarcaron en el Callao los jugadores del Aurora de Arequipa para a enfrentar al Atlético Bellavista, por gestión presidencial, después de haber logrado el título mistiano sin perder un solo encuentro. La delegación arribaba bajo la conducción de don Pedro P. Díaz, presidente honorario del Aurora y legendaria figura de la industria del cuero en el gran sur. La llegada del Aurora para jugar un último encuentro con los campeones mundiales era un justo premio y reconocimiento al fútbol arequipeño. Pero también traía consigo su cuota de tinte político, toda vez que Arequipa había sido la cuna de la revolución que catapultó a Luis Sánchez Cerro a las más altas esferas del poder. 5. AL FINAL… BALAZOS SOBRE EL VERDE ¿El único equipo peruano capaz de vencer a los uruguayos era la U? Eso estaba por verse, decían los arequipeños, orgullosos al ver que un equipo mistiano enfrentaba en la capital a los campeones del mundo. Y el Aurora de Arequipa venía con el cartel de campeón invicto. Adicionalmente, si el pueblo de Arequipa se había levantado hacía apenas cuatro meses contra la 203
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