Mundial de Uruguay se comentó que algunos seleccionados de la Universidad no querían concentrar junto a de las Casas. Arturo sufría viendo en los diarios la foto de Mario de las Casas con la camiseta crema y una leyenda que reclamaba su presencia ante Bellavista para evitar una catástrofe. Tanto la bronca misma entre los referentes cremas y de las Casas, como los intentos de amiste alcanzaron las esferas más altas de la dirigencia estudiantil. El popular Agapito, como llamaban a de las Casas, señaló estar dispuesto a ponerse la crema si se lo pedían y a dejar atrás cualquier tipo de rencillas y rencores. Todo parecía dispuesto para hacerle la camita a Arturo. Lolito sabía que su hermano se sentía amenazado. Si de las Casas regresaba no había sitio en el equipo de la Universidad ni futuro crema alguno para Arturo. Y tampoco para Lolito mismo, porque los hermanos Fernández venían en atado. ¿Qué hacer? En todo eso pensaba Lolito, ya en la tribuna y a la espera de que salgan al campo los protagonistas. Felizmente las maniobras para imponer el retorno de las Casas no prosperaron, ni se aceptó el concurso de refuerzo alguno. Menos mal. Pero si más tarde ante los campeones del mundo su hermano Arturo daba un paso en falso, a lo mejor la suerte de ambos estaba liquidada. Menos mal se han matado entrenado, pensaba Lolo, cuando un rugido masivo interrumpió la tarde. Los equipos salían al campo. Empezaba la hora de la verdad. Los aficionados examinaban uno a uno a los once jugadores del cuadro crema a ver si por ahí asomaba Mario de las Casas. No, decía alguno. Además ahí está Arturo Fernández, añadía alguien más y un tercero remataba, también veo a Lasús y a Gastañeta. No hay refuerzos. Ahora, pues. En efecto, la Universidad ponía sobre el verde su habitual once con Gastañeta en el arco y con Arturo Fernández y Lasús de backs de área. En la volante estaba el habitual trío inamovible: Denegri, Galindo y Astengo. La ofensiva crema contaba con Pacheco como extremo diestro y con Souza como puntero izquierdo. El centro delantero era Cárpena y los interiores, Sabroso y Góngora. Por su parte, los campeones mundiales del Bellavista salían al campo de juego con algunas variantes. Esta vez jugaba Dimartina bajo los tres palos. Bonchiani y Mascheroni conformaban la defensa. La línea medía del cuadro uruguayo la formaban Aníbal Dorado, Romero y Riolfo. En la 184
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx