dudarlo. El Mocho no pensaba apartarse un centímetro del poder. Resultaba más o menos previsible que la suerte de tregua política y esa sensación de quietud durarían lo que durasen las fiestas. 1. RESPONDER DESDE EL CAMPO Aunque hubiese una tormenta política en ciernes, las fiestas navideñas solían ser un tiempo de tregua, de paz. Cualquier nueva intemperancia política tendría que esperar su hora. De momento era un tiempo de quietud recargado con aroma de gol y sabor a fútbol. La selección del club uruguayo Bellavista, campeona del mundo, llegó a enfrentar al club de la Universidad como plato fuerte de la Navidad. Ya habría tiempo para temblores políticos, de momento retornaba la fiesta del fútbol. Lolito y su hermano Arturo Fernández, jugadores del equipo universitario, vivieron las jornadas previas a este crucial encuentro internacional entre sombras. Fastidiados por una campaña de prensa que con el pretexto de proponer refuerzos en el cuadro crema cuestionaba con duras expresiones la presencia de Arturo y su continuidad en el equipo. Lolo y Arturo entrenaban, claro, y más duro que nunca. Casi con rabia. Lolito no sabía qué hacer. Su destino estaba amarrado al de Arturo, y el mozalbete de Hualcará aún no había llegado al primer equipo. Si se iba Arturo, adiós. El único que sabía bien qué hacer era el propio Arturo Fernández, que se mataba en los entrenamientos previos sabiendo que el jugador solo puede defenderse desde el campo de juego. Y vaya si Arturo necesitaba defenderse y sacudirse esa imagen de ser un back indigno y no estar a la altura del cuadro de la Universidad. En verdad se cuestionaba todo el sistema defensivo y se sugería jugar con Pardón en el arco, con Saldarriaga en el puesto de Lasús y Mario de las Casas como back derecho. O sea en el puesto de Arturo. Era tremendo para Lolito y su hermano leer día tras día las duras críticas. Era evidente, decían algunos cronistas, que tras la partida de Mario de las Casas el equipo de la Universidad no había conseguido un back solvente. Arturo acababa de quedar muy mal parado ante Varallo, de Vélez, y era vulnerable a la crítica. Pero en verdad quienes opinaban a favor de que la Universidad se refuerce buscaban, ante todo, el retorno de Mario de las Casas al cuadro estudiantil. Su alejamiento se había producido en medio de rencillas no resueltas. Incluso cuando la selección empezaba a preparase rumbo al 183
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