autoproclamándose presidente por un periodo de tres años más. A fin de legitimar tal situación constituyó un gobierno militar designando como vicepresidentes a tres generales y formando un gabinete militar» (1978, p. 251). El 13 de noviembre de 1936 el Congreso Constituyente aprobó la prórroga del mandato de Benavides hasta 1939 «junto con la tremenda potestad para ejercer las facultades inherentes al Poder Legislativo» (Basadre, 1981, p. 658). Parece evidente que el escándalo de la selección peruana en los Juegos de Berlín, con toda la carga nacionalista que se le dio al tema, fue una «cortina de humo» excelentemente aprovechada por Benavides para granjearse el apoyo popular y soslayar la grave situación política que vivía el país. Así analiza Basadre el gobierno de Benavides «Dio, además, el futuro Mariscal (a diferencia de Leguía) a su programa de gobierno una orientación populista que se concretó al ser implantado el Seguro Social, de tan enorme importancia; y al iniciarse, aunque en pequeña escala, la construcción de viviendas para gente de escasos recursos. Buscó y obtuvo, a su manera, apoyo multitudinario al proteger el deporte y al tomar iniciativas como la de la abolición del peaje en los caminos» (Basadre, 1981, p. 655). 142 Como parte de la investigación realizada para publicar este artículo, entre 1999 y el año 2000 se hicieron sendas entrevistas con los dos únicos sobrevivientes del seleccionado olímpico de fútbol de 1936: el «Mago» Juan Valdivieso, de 90 años, y Carlos Tovar, de 86 años, figuras históricas de nuestro deporte cuyos nombres se encuentran, con justicia, inscritos entre laureles en el frontis del Estadio Nacional. El paso de tantos años, sin embargo, había auspiciado el olvido. Ni Juan Valdivieso en su plácida casa de la urbanización Los Cipreses, en Lima, ni Carlos Tovar en su finca de Chancay, mirando al mar, recuerdan puntos precisos de la campaña cumplida en Berlín 1936. 181
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