la fuerte propaganda antihitleriana difundida en películas y libros provenientes de ese país, y posteriormente el descubrimiento de los horrores perpetrados por los nazis bajo el gobierno de Hitler, este pasó a ser ante los ojos del mundo el personaje abominable que recuerda la historia desde la década de 1940. Cuando —en reportajes de los años cincuenta y sesenta— se recuerda la campaña de la selección peruana en los Juegos Olímpicos de Berlín, ya aparece la maquiavélica figura de Hitler como responsable del clamoroso despojo sufrido por los blanquirrojos. Aproximadamente veinte años después de ocurridos los hechos, una nueva vuelta de tuerca le daba mayor esplendor a leyenda de los olímpicos peruanos en Berlín 1936. No se ordenó la repetición del partido Austria-Perú ya que se adujo que la cancha no tenía medidas reglamentarias Puede cuestionarse el dictamen emitido por los cinco miembros europeos del Jurado de Apelación de la FIFA que decidieron repetir el partido Austria-Perú, pero no es cierto que el argumento utilizado fuera el absurdo de las medidas antirreglamentarias del campo del estadio Hertha. El reclamo austriaco, presentado el mismo sábado 8 de agosto, se basaba en tres puntos entrelazados: las condiciones del campo que no daba seguridades a los protagonistas, la agresión a los jugadores austriacos por parte de aficionados peruanos que invadieron el campo y la actuación del árbitro Khristiansen, condicionada precisamente por la falta de seguridad existente. Si se lee el fallo del Jurado de Apelación firmado por Jules Rimet —transcrito líneas arriba en el apartado «La versión oficial»—, se entenderá que solo se considera válido el punto de las agresiones. El fallo a la letra dice así: Resulta de los informes obtenidos durante el curso de las indagaciones a que se ha procedido, que se han producido hechos que han podido impedir el desarrollo normal del partido. No se puede hacer ninguna observación de carácter técnico, pero la organización del partido ha sido perturbada por circunstancias imprevistas. Notoriamente ha sido imposible impedir que los espectadores entren al terreno de juego y que particularmente uno de ellos, después de haber penetrado al terreno, ha podido dar un golpe a uno de los jugadores. Estas circunstancias pueden ser consideradas como causantes de haber colocado a los equipos en estado de inferioridad, contrarias al buen espíritu deportivo. En ningún momento se dice que las medidas del campo no fueran reglamentarias. Es más, en el estadio Hertha se jugaron tres partidos por el 171
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx