Ese gol existe 2da edición

Por el contrario, es una construcción particular que captura fragmentos de la realidad operante, que luego se convierten en hechos reales. La formación de una comunidad de hinchas es un proceso complejo. En ella es posible identificar por lo menos dos tipos de factores. De un lado, un conjunto de significados culturales heredados de pertenencias de clase, barrio, territorio, familia o grupo étnico. De otro lado, significados que se adquieren en las experiencias de socialización a las que estamos expuestos en la vida cotidiana hoy en día. La forma en la que estos significados se combinan en una matriz de identidad depende de cada caso específico y del contexto económico y político en el cual se desarrolla, como veremos en varios capítulos que forman parte de este libro. Hay que precisar, eso sí, que las comunidades de hinchas no son comunidades de vida, es decir, no organizan la totalidad de los aspectos de la vida de sus miembros. En la actualidad, con excepción de los fanáticos más entregados, la mayoría de personas tiene adscripciones o militancias múltiples que se originan en el trabajo, la familia, religión, etnicidad y territorio. Es también interesante observar cómo en el juego mismo del fútbol — pero también en la vida interna de los clubes, en las sociedades de hinchas e incluso en la institucionalidad política de este deporte (FIFA, federaciones nacionales, y asociaciones)— se reproducen prácticas y discursos de cooperación, interdependencia y conflicto que se utilizan en otros ámbitos de su vida social y política. Los repertorios de acción que utilizan los individuos en la competencia por la victoria, el prestigio y la riqueza, son similares en sus distintas esferas de actuación, aunque aparecen de manera más descarnada en el fútbol al involucrar una alta dosis de pasión y subjetividad. En el fútbol no hay que cuidarse de los exabruptos públicos ni reina la etiqueta en los estadios; por el contrario, es la pasión y la defensa irrestricta de los colores la norma de alta estima. Este radicalismo social, al liberarse de las restricciones de la conducta socialmente esperada en el trabajo, el estudio y la familia abre la posibilidad de observar con mayor nitidez prácticas y discursos de confrontación y competencia. 2. No hay que olvidar, además, que el fútbol construye su propia historia, con héroes y villanos propios, jornadas épicas y trágicas, e incluso con sus propias estructuras institucionales y legales que se extienden por todo el planeta. También permite sentir diversas 17

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