Federación Peruana de Fútbol. Leguía intervino esta institución a partir de 1928. Aunque no se ha confirmado una intervención directa del presidente de la República en la institución de Alianza, sus vínculos indirectos permiten suponer que mantenía su padrinazgo sobre los jugadores aliancistas que practicaron el fútbol al lado de su corral y luego stud. Este padrinazgo hizo que el común de los aficionados percibiese a Alianza como el equipo cercano a Leguía. Así, Alianza era percibido por los aficionados como el equipo de la élite leguiísta, pese a que sus jugadores sentían una identificación con el barrio y la fábrica. De la misma manera, el apoyo brindado por los universitarios a las luchas obreras y el ambiente progresista y democrático que se vivía en el claustro sanmarquino hizo que el equipo de la Federación Universitaria sea percibido como uno opositor a Leguía. Aquellos estudiantes fueron a la huelga en 1919, soportaron el receso de la universidad ordenado en 1921 por el propio presidente Leguía. También se opusieron a su reelección: «Los choques entre los universitarios y la policía, harto frecuentes desde 1923, aumentaron en 1924 al surgir el momento de la sucesión presidencial». Era la época en que «muchos obreros y otras personas tomaron la costumbre de acudir a San Marcos en los días de inquietud pública» (Basadre, 1981, p. 8). Son los momentos en que José Carlos Mariátegui dictaba conferencias a estudiantes y obreros en el local que la Federación de Estudiantes del Perú tenía en el Palacio de la Exposición. Mientras que Alianza era un equipo dividido, con jugadores del barrio —Los Íntimos— y dirigentes de élite; la Federación era una institución netamente universitaria. Hay que tener en cuenta que en la Universidad de San Marcos de aquella época no solo estudiaban los hijos de la élite sino también habían accedido a ella integrantes de la clase media, que llegaron a la Universidad debido a la apertura de Leguía. Sin embargo, la mayoría de estos estudiantes universitarios se oponían al gobierno de Leguía, mientras que el presidente de la República era visto como padrino de Alianza Lima. Finalmente, los equipos que se enfrentaron aquel 23 de setiembre de 1928 no solo eran rivales deportivos. También cargaban consigo ideales totalmente opuestos con respecto a la vida. Los Íntimos mantenían la tradición como una forma de cohesión social. De acuerdo a Eric Hobsbawm, citado por Martín Benavides, «esta cohesión social se representa metafóricamente a través de determinados símbolos o 152
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