Ese gol existe 2da edición

promesa de conocimiento especialmente atrayente para nosotros, los peruanos, debido a la naturaleza heterogénea, fragmentada y altamente conflictiva de nuestra convivencia social. Teóricamente, la naciente sociología del fútbol se alimenta de un conjunto disperso de ideas que se han producido en distintos lugares del mundo, pero aún no logra dotarse de marcos teóricos generales bien estructurados. Varias de estas ideas están presentes en los capítulos que este libro presenta, pero otras están ausentes y forman parte de la agenda futura de la sociología del fútbol. El acápite que sigue presenta brevemente algunas de estas ideas para beneficio de futuras investigaciones en nuestro medio. 1. El potencial académico del fútbol se basa, en parte, en su capacidad de representar en forma simbólica la lucha entre dos pueblos o comunidades por dirimir situaciones de superioridad y dominación. Como sabemos, esta es una disputa tan añeja como el ser humano mismo; sin embargo, lo importante es que en el fútbol se desarrolla en condiciones democráticas. Es decir, una competencia en igualdad de condiciones, sin privilegios ni jerarquías estamentales o patrimonialistas que influyan decisivamente en el resultado final. La representación ocurre, además, en un espacio público construido para este fin y con un árbitro y reglas que todos deben respetar. La condición de igualdad explica la pasión popular que este deporte despierta en todo el mundo, más aún en lugares donde salir de la pobreza o lograr triunfos sin favores ni privilegios es algo extraordinario. En suma, como dice Ehrenberg (1992), el fútbol recoge las aspiraciones democráticas e igualitarias de diversos grupos sociales, neutraliza temporalmente en el imaginario las jerarquías cotidianas del orden social y prioriza el uso de la fuerza y el enfrentamiento. En un partido de fútbol, los dos equipos enfrentados tienen las mismas posibilidades de ganar o perder, y la superioridad hay que demostrarla en el campo de juego. Las reglas que regulan este deporte son universales y están por encima de cualquier interés de grupo. Se trata de once jugadores contra once, distribuidos en posiciones de ataque y defensa, bajo la atenta mirada de los árbitros que son la autoridad última e inapelable, una suerte de la autoridad estatal. Los rivales se identifican con colores, banderas y canciones que reafirman identidades bien establecidas. La victoria es para aquellos que penetran 15

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