Por aquel entonces, hacia el final del Oncenio de Leguía, los diarios La Prensa, El Comercio y La Crónica mantenían una importante página deportiva. Los dos primeros diarios coincidieron en darle la página completa a los sucesos escandalosos del clásico. Pero eso fue en lo que único que coincidieron. Mientras para El Comercio «Los footballistas (sic) atacaron a los espectadores y se trabó un recio pugilato con ellos, sin reparar que en los palcos había elemento femenino, digno del más alto respeto» (El Comercio, 24 de setiembre de 1928); La Prensa sostenía que «No podemos aceptar que se diga que los jugadores del Alianza provocaron al público, porque hemos sido testigos del hecho. Los insultos y la provocación partieron de la tribuna de preferencia donde se hallaban los partidarios del equipo universitario, y la actitud de estos no puede ser más censurable» (La Prensa, 24 de setiembre de 1928). La subjetividad propia del individuo está presente en los cronistas que relataron lo ocurrido aquel 23 de setiembre de 1928. Más aún, parece que el cronista de El Comercio hubiera sido hincha de los universitarios, mientras que el de La Prensa lo habría sido de Alianza. Las incongruencias entre ambos relatos continúan. Mientras el de El Comercio cree que el escándalo se inició cuando «el juego fue tornándose brusco, (debido a que) las intervenciones del Alianza notoriamente eran mal intencionadas» (El Comercio, 24 de setiembre de 1928); el de La Prensa afirma que todo se inició cuando el árbitro, «el señor Borelli demostró falta de energía al no obligar al jugador universitario Galindo a que cumpliera la orden que le impartió de abandonar la cancha, por haber cometido un foul y responderle en mala forma al notificarle el castigo» (La Prensa, 24 de setiembre de 1928). El Comercio escribe que tras la expulsión del jugador aliancista Filomeno García, este «se dirigió a las tribunas de preferencia y como uno de los espectadores le dirigiera algunas frases duras, saltó sobre la valla que separa los palcos y tribunas acometiendo a los espectadores. Los espectadores castigaron al jugador» (La Prensa, 24 de setiembre de 1928). La Prensa, en cambio, señala que «cuando algunos de los jugadores del Alianza abandonaban la cancha, luego que el referee dio por terminado el partido, fueron objeto de insultos de parte de un grupo de partidarios de los universitarios, y estos insultos se concretaron al jugador Filomeno García, quien exasperado se lanzó contra la persona que le insultaba. En ese momento más de 20 bastones cayeron sobre este jugador, siendo agredido, 147
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