Para del Águila, «cuando la relación no resulta tanto un intercambio relativamente recíproco de favores y atenciones, sino que la concesión o protección se da de un lado hacia el otro, podemos hablar de padrinos y apadrinados. Estos últimos son también llamados clientes, pues están a la espera de los favores y la protección de los primeros» (del Águila, 1997, p. 58). Así, podríamos considerar a Foción Mariátegui como el padrino de Alianza. Pero no Foción Mariátegui de manera personal, sino como aquel administrador de un stud que pertenecía a un hombre de mucho más prestigio: Augusto B. Leguía. Ahora bien, la identidad de Alianza Lima ha sido un tema tratado por historiadores y sociólogos. Para Steve Stein, Alianza es un equipo de barrio. «Para los jóvenes de los sectores más pobres, que carecían mayormente de instituciones que orientaran su vida social, el fútbol llegó a tomar una importancia en la vida cotidiana mucho más allá de lo deportivo. El pequeño equipo de fútbol se volvió en muchos casos en grupo de amigos íntimos que se veían tanto fuera como dentro de la cancha» (Stein, 1986, p. 136). Utilizando como fuente «la enorme memoria y tradición oral» (Stein, 1986, p. 122) de algunos jugadores de los años 20, Stein sostiene que: [...] los mismos clubes oligárquicos patrocinaban la formación de conjuntos de jugadores de los sectores populares para tener con quien competir [...] Por lo demás, con mucha mayor frecuencia, los mismos participantes de las clases populares comenzaron a formar sus propios clubes. Fue en febrero de 1901 que se formó el primero de ellos, el Club Sport Alianza que después sería el legendario Alianza Lima (Stein, 1986, p. 134). Estamos de acuerdo en que Alianza fue formado por muchachos de un barrio. Pero su cercanía con el haras de Augusto B. Leguía posibilitó una perfecta simbiosis entre jugadores que requerían un apoyo económico y algunos miembros de la élite interesados en tener una base de apoyo popular y en convertir al fútbol «en un medio para erradicar el vicio y la inmoralidad de una sociedad en pleno proceso de cambios» (Muñoz, 2001, p. 233). Esta simbiosis hizo que el equipo de Alianza fuera percibido por los aficionados de entonces como un equipo vinculado al presidente Leguía. Su rango popular quedaba aquí al margen. 5. EL COMERCIO Y LA PRENSA TOMAN PARTIDO 146
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