Sudamericano de 1927 a Uruguay. El periodista Eugenio Batistta, que firmaba sus notas bajo el seudónimo de Amateur, decía, refiriéndose a Garland, que «va a ser por lo mismo interesante que el público conozca a las personas que apoyan al grupo de oligarcas [...] Sabemos que algunos delegados no se atreven a declarar públicamente que están al lado de la oligarquía» (La Prensa, 6 de marzo de 1928). Días después, el diario La Prensa promovía para la presidencia de la Federación Peruana de Fútbol a Juan Bromley, el mismo que luego fue nombrado presidente de Alianza Lima. Al no lograrse los votos requeridos para su nominación, se logró colocar a un candidato de consenso: el diputado leguiísta por Tarata, Dr. León M. Vega. Este fue nombrado presidente de la Federación Peruana de Fútbol. Una de sus primeras medidas consistió en rendirle un homenaje al presidente Leguía por el apoyo brindado para la realización del Sudamericano de 1927. En su discurso de agradecimiento, Leguía dejó establecido lo que creía con respecto a la práctica deportiva: Hacéis bien en exaltar la noble finalidad del deporte. Yo pienso como vos. El aire y el campo tonifican el espíritu de los pueblos, avivan su inteligencia, los desperezan de la apatía y los alejan del vicio. El deporte es salud. Y un pueblo de hombres sanos puede mirar de frente al porvenir (La Prensa, 15 de abril de 1928). Estas palabras de Leguía contrastan con aquellas de los estudiantes universitarios que consideraban el deporte como «una cosa elegante». El apego de La Prensa a la figura de Leguía se explica por el hecho de que la noche del 22 de marzo de 1921, el gobierno se apoderó de la redacción y talleres de ese diario, que pertenecía al opositor de Leguía, Augusto Durand. De acuerdo a Jorge Basadre se trató «de un flagrante atentado en contra de la libertad de imprenta y de la libertad de opinión, a la vez que de un ataque frontal a la propiedad individual» (Basadre, s/f, p. 2895). Leguía se vinculó públicamente con el mundo del fútbol en general, pero no lo hizo con Alianza en particular. Aunque muchos elementos de su propiedad —como el nombre y el color de la camiseta—123 fueron utilizados por Alianza Lima, él nunca apareció en medio de los aliancistas porque aquello lo hubiera distanciado de otros sectores. Los equipos de fútbol de Lima representaban al total de la sociedad. Así, por ejemplo, los obreros jugaban en el Sport Progreso; los universitarios en la Federación Universitaria de San Marcos; los inmigrantes italianos, en el Circolo 144
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