mezclando con la plebe y al final ocuparon el lugar de honor tras el anda del Señor. El uso simbólico de lo popular para legitimarse llegó también a esta ceremonia. En 1922, Leguía se convirtió en padrino de las nuevas andas de plata de la imagen que, hasta ese entonces, era llevada en humildes andas de madera. En lo que respecta al indio, Leguía legalizó la propiedad de las comunidades indígenas; estableció el «Día del Indio»; ofreció discursos en quechua, pese a que no conocía la lengua; asistió a la inauguración del monumento a Manco Cápac, donado por los japoneses para el centenario de la Independencia. Fue conocido como el nuevo Viracocha. Por lo menos en su discurso, Leguía dio la impresión de favorecer al indio. El presidente de la República también hizo oficial una fiesta popular: el carnaval. De acuerdo a la investigación de Rolando Rojas, Tiempos de Carnaval: el ascenso de lo popular a la cultura nacional. Lima, 1822 - 1922, «Leguía apoyó decididamente la modernización del carnaval. Asumió el patronato del mismo y ofreció “contribuir al mejor éxito de estas fiestas”» (Rojas, 2005, p. 147). Asimismo, la vinculación entre Leguía y el fútbol es de larga data. En 1923, fue el invitado central a la inauguración del Estadio Nacional, donado por los ingleses. Más de 20 mil personas asistieron al estadio el 29 de julio de ese año y aplaudieron al presidente. Años más tarde, el primero de noviembre de 1927, fue Leguía el encargado de dar el puntapié inicial de honor del Campeonato Sudamericano de Fútbol que organizó por primera vez nuestro país. Lo que ocurrió el 13 de noviembre, sin embargo, es para no creerlo. Leguía llegó tarde al estadio a presenciar el partido entre Perú y Bolivia. Se llevaban jugados cinco minutos cuando: [...] a las 3 y 55 las bandas tocan la Marcha de Banderas anunciando la presencia del Jefe de Estado [...] Los jugadores de ambos bandos, luego que advirtieran la presencia del Jefe de la Nación, abrieron un paréntesis en la recia lucha dándose breve tregua para acudir a la tribuna oficial a presentarle su saludo. Ambos conjuntos, acompañados por el referee, señor Nai Foino, se aproximaron a la tribuna oficial y saludaron al señor Leguía con entusiastas hurras (La Prensa, 14 de noviembre de 1927). Luego continuó el partido. Al año siguiente, en febrero de 1928, el diario La Prensa, que se caracterizaba por su apego al leguiísmo, inició una campaña en contra del presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Alejandro Garland, que quería reelegirse. Lo acusó de haber querido vender la sede del 143
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