Ese gol existe 2da edición

2. LA MODERNIDAD EXCLUYENTE DE LOS UNIVERSITARIOS Cuenta Rafael Quirós Salinas, en el libro La U y su historia, que la idea de organizar en San Marcos la Federación Deportiva Universitaria «no prosperó por la idea de la reelección planteada por Leguía». Surgieron protestas. «Se produjeron los luctuosos sucesos del 23 de mayo de 1923 en que Haya de la Torre, presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, fuera protagonista de múltiples protestas. Obviamente, los afanes deportivos de los estudiantes quedaron pospuestos» (Quirós, 1997, p. 46). Hay que tener presente que a finales de la década de 1910, San Marcos ha cambiado en relación a aquella universidad de los primeros años del siglo XX. Como señala Marcos Cueto en un cuadro que publica en sus tesis de licenciatura, y que es citado por Alicia del Águila, los provincianos pertenecientes a la clase media habían desplazado por completo a los limeños. En 1901 había 140 alumnos de provincia contra 127 de Lima. En 1919 las cifras eran 134 frente a 65 a favor de los de provincias (Del Águila, 1997). El movimiento de la Reforma Universitaria, que buscaba la modernización, fue «dirigido por las clases medias de la población estudiantil buscando extender los estudios a temas de actualidad nacional». Pero estas ideas eran parecidas a las que había expresado unos años antes un personaje vinculado al deporte sanmarquino y al diario El Comercio, Luis Miró Quesada de la Guerra. Este habló de «la urgencia de vincular la acción educativa con las necesidades sociales y políticas del país»119 (Ccente & La Torre, 2003, pp. 219, 220). Por ello, en el grupo de la Federación Universitaria se juntaron, en pos de lograr una población ilustrada, modernizantes y excluyentes. Los universitarios pertenecían a un sector que aspiraba a una modernidad excluyente, en donde los rasgos de tal modernidad solo podían ser compartidos por la élite ilustrada y por cierta plebe. Para ellos, el deporte «es una cosa elegante [...] La universidad no va a producir solamente al teorizante y de ella ha de salir también el hombre físicamente sano e intelectualmente fuerte» (El Comercio, 8 de julio de 1923). Para los universitarios, modernidad implicaba racionalidad, un elemento que consideraban solo apropiado para aquella plebe sometida al control social de la élite y que tenía un estatus mayor que el resto de la plebe, es decir los obreros. 137

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