El Heraldo masonico
EL HERALDO. ron de sus hogares; por eso la misma ~ ec.lo :\nostólita se vió en la indispensable necesidad de extinguirla y abolirla para siempre por de– ,·olrer a los Estados la tt<anquilidad y bienestar, y a la J~lcsia la pn y concordia que le habiao ~ido arrebatadas. Venecia la expulsó en 1606-Bohemia en 1618-Napoles y los Países Bajos t>n 1<322-l~a India en 1623-La Rusia en 1676-La Francia en 1764-La Espaüél en ·1767-Portugal t'n 1 í69, y Roma en 1n :3-Pio Yí sucesor de Clemente XIV, respe tó sus decretos contra la Compaiiia de Jesus; Leon XVI los rcno,·ó; Pío YI, ú pesar de estar ligado íntimamente a los hi– jos de Lovoln, no se atrevió a <1bolir lo decreta– do por sus antecesores- Y todos estos han sido Papas tambien. Fuerza es, pnes, confesar que la historia tiene razon , y que esa negra milicia es un verdadero ozot-c para los pueblos. ¿Y es la Compauia de Jesns la que se quie1:e establecer entre nosotros? Admira profundamente que el Senado de la Hepública, ese cuerpo compuesto de algunos talentos respetables, de hombres encanecidos en las ciencias y en la Historia, se ha.1·u dejado ~ol'prender por los agentes de la Compaiiia )' se huya aYanzaclo hasta aprobar poraclamacion una ley que la rehabilite eu el país! Funesta cregue– dad que anuló la Camara de Hcpresentantes, y que ha lamentado todo palriota honrado y sill– rero. rContinuará 1 C:01uu:srO:'iDt:N'CU DE « EL l lt:n .\1,00: • Panamá) Julio n de 1862. llll.·. EE.·. La atcnciou que estoy obligac.lo á pres tar Ii 1nis negocios, me pri rn <lel placer ele <lirijir a lJU. una larga carla , como son mis deseos; pe– ro en cámbio, e:n\'fo el impreso adjun to, que es t:n discurso masónico de p1 imcr órden , el cual conservo desde hace alguuQs ailos. Si UU. lo encuen tran digno de su iluslra<lo podódico) pueden reproduvirlo. En el próximo paqnele remiti ré {1 Uu. algu– nos documentos curiosos v una estensa corres– pondencia ; mientras tanto'cnonten siempre con mi cooperacion y aprecio. LA -'lASO~EIUA. J>rocl,11nar >' alentar la virtud, en cualquiera forma que se mue,tre, es realrncutc digno ele a!aba nzn , y merecln·á siempre la aprobacion de los buenos en todos países. Estas han sido las miras de la Fracmasonería desde los siglos mas remotos. Cuando el salvaje salia de su guarida, revesti– do de lodos los horrores de su bárbara feroci– dad, cuando los hombres no conocían mas dere- chos que los <le la fuer;,a; entonces la -Fracmáso– nería se <'jercitó en .ir tos de ternura filial, en amor paternal, en adoracion a algo na deidad y en grn titud por .icciones ben6volas. En los tiempos primitivos, cuando la ambicion loe-a no rcconociu ni respetaba propiedades, y corria dcsenfrenac.lanrente por los desiertos de la libertad salvaje; entonr~s fu6 que los Jnstitui<lo– rc~ <le nuestra actual Orden formaron el tosco pero glo!'ÍOSO edificio del mundo mor(ll: y vernos cla ram<>nte c¡ue la Masonería, en tocios siglos, ha ro11lribl!iJo en un grado eminente, á mejorar la condicion de la raza humana. Los discípulos <le la Heligion y de Vetruvio h;in trabajado mancomunadamente, y vemos c¡ue desde tiempo inmemorial, los preceptos di– Yi11os y morales del Evangélio se ha introdncido bajo las expresiones alegóricas del arte Masó– nka . · La Fracmasonerfa (6 llámese mas bien virtud) se atrevió a corregir las costumbres feroces de los hombres, a suavizar sn c·rueldad) a convocar sínodas, á formar leyes, y, como por un poder mitjico, a convertir el salteador en un ciudadano pacífico-tal era la orden de Filantropía, ó lo que ahora se llama F1·acmasoncría. Contúittará. REVISTA SEMANAL. Talleres.-~El escaso número de hermanos que concurren a las Lógias masónicas, proviene mas que todo, de la falta de novedad en los tra– bajos. Si en cada sesion se planteara un;¡ propo– sic:ion fllos6í1co-moral, la afluencia de sócios se– ria considerable, porque las discusiones de 6r– den, proporcionan instroccion y agrado, y cada uno con su contingente de luces, contribuye al esclarecimiento de la verdad. Sobre los símbolos de la misma institucion . hay un bastísimo campo para discurrir con pro– vecho. Los neófilos, y muchos que no lo soo , ignomn el objeto real J e muchos caractérns ma– són icos. El compas, la escuadra) la perpendicu– lar, el nivel, la trulla, la piedra tosca, la cíibica y otros mil ¿no son bases para hermosas y esteo– sas disertaciones? La masonería, que no deja de ser una cátedra de estudios morales y sociales, necesita ser comprendida por los principiantes; y para lograrlo, los maestros deben Gontraerse a ensel'iar sus máximas y esplicar la parte sim· bóliea. Por mas que se nos diga, nosotros no encon– tramos ninguna infraccion de las reglas del ma • sonismo en que los Talleres se empleen i:o ilus– trar á sns asociados en todas las minuciosidades de la iostitucion. Por el contrario, lo crMmos un deber, tanto para iostruccion, C'uanto para dar mas animacion e interés a los trabajos. Funcion masónica.-El Resp. ·. Tall. ·. « Cruz Austral•, ralle del Acueducto, ha cele-
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