El Heraldo masonico

EL HERALDO MASONICO. Año 1 } Callao, Sábado 19 de Julio de 1862. } Núm. 24 EL IlEllALDO. RETRATO DE LA CO~IPAÑl.4 LLAMAD.\ OE msus. ( Co'1tinuacion) Ha procmatlo siempre alcanzar de los papa.s y ha alcanzado totla c!ase de privilegios para imponer a los Párrocos, á los Obispos, a todas las Ordenes religiosas, a los Tribunales eclesias– ticos y civiles, á los Magistrados, a los mismos pa¡,as y á la Iglesia Universal. Su aspiracion ha sido y es hacerse independiente de todo poder sobre la tierra. La Compañia ha luchado siempre y lucha por establecerse en todas partes; y esta ambicion, que la ha llevado constantemente á atropellar las resistencias mas generales y espontaneas, no ha dejado jamás de ser funesta. Una vez la Compañia establecida segun sus reglas y eslatutos,trata de usurpar u los P~rro– cos, Obispos y demas autoridades eclesiásticas sus inberentes atribuciones, y de este modo en– ciende brevemente la discordia en el seno de la Iglesia. La Compal1ia ha sido siempre y es poseída do una se<l insaciable de riquezas, la que la hace ser comerciante, abandonarse a toda clase de industrias y adoptar cuanto medio se presenta por contrario á la religion é indecoroso que sea, con tal de conseguir su objeto. La Compa11ia ha sido en todo tiempo acusada ante la Sede Apostólica de violentas persecucio– nes contra santos Obispos, misioneros apostóli– cos y pueblos enteros de fieles, sin que jamás se hayan tomado en cuenta esas acusaciones por ol poder qne ella ha tenido de hacer cnmudecm· la justicia y desterrar la verdad. La Compañia no profesa, ni respeta, ni ense– fia la religíoo de Jesucristo, pues que favornce y coo obstinacion, practicas, usos y ceremonias idólatras y sac~rílegas, y esto atropellando tocias las·oecisioncs de la Sede Apostólica que fas han proscrito y condcnauo. Pone un conato atroz en perseguir, oprimir y perder, con acusaciones falsas, imposturas y ca– lumnias y por cuanto medio infame se le pre– senta, a todo católico, por bneno y honrado que sea, que ponga en cla1·0 sus designios, que ataque sus pretensiones 6 que se resista a so– meterse a su voluntad. La Compailia siempre ha sido bárbara y san– guinaria, y pocos son los pueblos donde se h:i establecido que no han sido presa de la confo– sion, el pillaje, la matanza, y miles mas excesos que han hecho imposible el uic-nestar y progre– so. La dcslrnrc-ion, el crfmen, la miseria, la si– guen lan inm.edialamente como la luz a la llama. La Compañia, en fin, es un verdadero azote para las poblaciones fanáticas en sus creencia::, y pnede apostárselas con el cólera, teniendo toda,•ía sobre él el derecho de antigüe<latl, pues esto salió del Delta del Canjes solo en el presente siglo, y la compa1)ia del subterraneo ele i\Jont martre ha nu1s ele trescientos aiios. Todos astos puntos de c1cnsaciones que deja– mos sentados, estan clara y cvi<lentem,rnte p1'0- bados en el presente libro formado de tan irre– cusables tesLimonios. La lectura solo do las multiplicadas ,leyes de la CompA11ia de Jesus no puede menos jque es– pantar á nn honrado y mueho mas á un católi– lieo. Pondremos aquí el resúmcn que de alg 1- nas de ellas hace un escritor frances. cr 1 º-El qué una Ycz se ha alistado en el estan– darte de San Ignacio, de cu-alqnier modo qoe sea, ya por eleccion, ya por casualidad, de gra– do ó por fu orza, debe renunciar a todo otro So– berano y sustraerse i1 toda otra ley, hasta á la natural. «2º-No respetará á nadie, quien quiera que sea, si no se lo manda sll Jefe Sud remo, {1 qnie11 venernra sobre todas las cosas. "3°-Totlas las palabras y todas las acciones do eso Jefe Supremo serán para sus súbditos co– sas sagradas. Por muy malas que les parezcan 6 por contrarias que sean a la naturaleza, tienen obligacion de elogiarlas y sostenerlas con bne– nas y sólidas razones. cc4°-Serán enemigos de todo miembro <le la Orden los que lo sean del Gcocrnl y se les de– berá incomodar y pertl~r por todos los med,os imaginables». ' ¿Pne<le medírse jamás eon ex.actitud l.s per-– versidad de semejantes leyes? Una compai'lia e.le hombres que maniobra en el misterio y cnyos actos son a la sociedad im– penetrables, en la que eternamente fel'menta nna amuicion sórdida y criminal, y que es re– gida por consfrlue.iones cuyo objeto principal _\' directo es matar el eorazon en el individuo y oportuoamentc sofocar su inteligencia ¡,no os alta y poderosamente funesta a la religion y ü la paz de los Estados? Por eso los pueblos de la Europa la expulsa-

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