El Heraldo masonico
EL HERALDO. das obligaciones, y nosoCt·os cumplimos con la nuestra, tlandolcs las gracias en nombre de la hunrnniJad dui!cnte. El G.·. O. ·. Nacional.-Un h.:. respeta– ble nos lw ,lsc.>glll'ado que el supremo poder ma– sónico, se ocupará asiduamente en terminar to– dos los asuntos que tiene pendientes. Tan lison– jero pl'Opósito, nos mueve á inclicM que las co– lumnas de « El Heraldo» estan á las órdenes del G. ·. Oriente y sus graneles Cámaras para publi– car los estnictos <le sus sesiones; y si se pudiera conseguir que alguno de los bh. ·. taquígrafos llevaran la palabra en las discusiones, puhl icaria– mos lamuieo los discursos de los oradores. La masonería peruana cuenül con hombres distinguidos por "U saber y virtudes: la existen– cia de la masonería en el Perú rsla marcada con hechos notables de benevolencia, abncgacion; y ni las p1·o<lucrioncs e.le los primeros ni el objeto y resul lados de los últimos, so conse1·vao; por– que los ano les de la masonería nacional se han descuidado, con fundi cn<lose en la nouho de los tiempos y del olvido, las preciosas joyas que en otro país, babrinn sido recojidas para engalaoa1· las pbjioas desu historia. Tiempo es ya de pensa1· mas sél'iameute en la iostilucioo, porque no siempre hemos de seguir la línea trazada po1· nuestros an lcpasados, que si era buena para su época, hoy, las eircuos– tancias, los hoR1bres y lns ideas, son muy divcl'– sas, y necesitan movimiento, para que todos los ramos del saber humano estén en armonfa con la civilizacioo, representada por el vapor y el tele– grafo. INSERCIONES. A LA SENTIDA i\IUERTE DE NUESTRO Q. ·. B.·. P.·. S.·. G.·. M.·. JUAN ~íANUEL DEL MAR. COi\l POSIGION leida en sus funel'ales masónicos, a nombre de los RR.·. IT.·. Justicia y Cnez Aust'fal. ¡ De duelo acerbo el corazon ba11ado Ante esa tumba que te roba al mnndo, El TALLER Ju~T1CtA, aquf postrado, Te da un adiosl en su dolor profundo! Raudal <le luz y de esplendente gloria l<'ué de tu ardiente corazon un dia, La massegllra, protector·a guia, Quo deja pura lu inmortal memorial Sobre to freote sin cesar radiaba, De Dios el rayo animador, potente, Y nuestro grande y fulgoroso Oriente Do tu ciencia en la luz se refractaba Brotó en la corazon fuego sagrado, Y el sul,límo At'(lUiteclo de este mundo. En tu pecho imprimió górmen fecundo De amor puro, virtud y caridad! Cual humano, ,~1ostr0 sn noble freota Del l\lason el i o mP.nso poderío, Y libre, y gigantesco, ln albedrío Proclamó la un1on santa y Libertad. Pero bien pronto :ron cfolorI hermanos Los que en el mundo su poder miraron, Las coron¡1s marcliilas contemplaron De ese mundo pro!aoo en el altar. ¡Todo sucumbe! ol masan renace De 1 0ios al lado en el ccleslc asiento, Al Supremo Creauor vuela su aliento Y lá dulce maosion corre a buscar! ¿Qué es la materia en la snblíme forma? ¡Bano no mas y podrednmbre inerte! ¡ El brazo tiende la hot'i'Ot'05a mue1·te Y nos convierte en deleznable escoria! ¡Y mundo, y vanidad, y séd de oro Y la gloria y el triunfo, ¡ pompa vana 1 El eco 'plañidor de una campana Marca del hombre la final historia. ¡ Ay de aquel que de la mano Dejó en el profano suelo, La b1·újula dd consuelo De nuestro espfritu! ¡Dios! Tú, nada mas, ¡Ser Divino! A vivas la llama ardiente Del l\fason ;que reverente De tu gloria marcha en pos! ¡ Alzad la Cruz, hermanos, sin recelo! Leed la Biblia con fervor profundo, Que el alma sube á la region del cielo Cuando abandona la region del mun<lo! Y así en m(slica uoioo ~ncadenados Hácia ese Dios de eterna nombradía, Iremos siempre por la fé guiados, Y al amot· fraternal entrelazados, Será la luz de salvacion y guía. Dios solamente no equivoca al hombre, La f6 le sirve de sublime asiento, Y es un idioma su grandioso nombre
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