El Heraldo masonico
EL nrmAL0O. rado, sin detenerse en si es noble o I lelJern. En el hecho que hoy reconlamos, r al c~wl he– mos creido indispensable c.lcdica1· estas líneas, la 111asoneria tuvo la parle principal: ella trab.ijó coa entusiasmo por separa r del dominio extraiio que tenia sujeta il una parte del continente ame– ricano, y masque todo, procuró establecer el go– bierno republicano democrático, CJlle os hoy la forma adoptada en toda la América indcpen<licn– to, con excepcion del Brasil. El 4 de Julio de 1776, es no solo~, ol'Ígen d0 la libertad americana, sino la realizaC'ion del principio de libertad: la América totla tlehia, en coornemoracion de tan culminante awnledmien– to, unir sus votos á los de la gran república, lanlo porque ella convirtio en hecho lo que j11z - 5abau una utopía los enemigos de la ig1wldad, como porque en casos desgraciados para las po– qucúas repúblicas, la del Norte las prestará su apoyo. El 4 de Julio, es para nosotros el primer día de la vida americana: el 4 de Juli0 es la obra mas masonica del pasado siglo; y el 4 de Julio mere– ce un saludo fralel'nal ele la masooeri.i, qne « El Heraldo» se encarga de dar eo nombre de los hh. ·. del Perú. REVISTA SEMANAL. Óbito del que fué G.·. Maestre.-Co– mo lo anunciamos en nuestro número anterior, ~l lúoes pasado tuvo efecto el ceremonial fúne– bre masónico, en el Re::sp. ·. Tall. ·. Simb. ·. «Or– den y Libertad» poi· la memoria del venerable h.·. Juan Manuel del ~lar. Los trabajos fueron presididos por el Teniente del Serenísimo G. ·. }faestre, y la concurrencia fue numcrosísima: se pronunciaron brillantes y sentidas piezas do a1·– qui teclura, y algunos hli. ·. entonaron cánticos élnálogo~, al compas de la suave y armónica mú– sica de un piano. Las <lecornciones del templo, dcmostl'aban, á la vez que la pérdida de un objeto querido y me– ritorio, la noYt:dad de la inventiva: nunca se han ildoruatlo con tanta mageslatl y gusto las colum– nas de un Taller, en circunstancias iguales; el sentimiento y la decencia se notaban a la prime– ra ojeada., y los marmoles y obeliscos junto con los negros y blancos crespones, inspiraban un religioso respeto. ~I ceremon ial ha sitio digno del ilustre hermano, cuya memoria se venerab.i. Tenemos el pesar de no habe1· conseguido hasta ahorn, cópias do los discursos que se pro– nunciaron aunque no han oscasen<lo las diligen– cias por nuestra parle, para lograrlo: con todo, esperamos Cfue en ~I próximo número tendremos la satisfaccion d~ darles publicidad, si los hh. ·. sus autores, se dignan honrará~ El 1Ie1·aldo~ con las apreciables dotes de su inteligeocia. Lo-s bellísimos versos, que en otro lugar inser- tamos, fueron lcicfos tambien en la fúnebre teni– da, por el distingui<lo hermano que los suscl'ibe: á 61 mismo debemos el favor de quo vean hoy la luz púhlic.i. La masonería peruana-aeah11 de reci– bi,· unacomunicacion muy satisfactoria del G. ·. Oriente brilánir,o: esto acredita que el masonis– mo Irata de enlazarse de uno a.otrn eslremo del m11ndo, no solo poi· los lazos de la fraternidad, sino tambien por los de la amistad íntima. Algunos nubarrones, resullu<lo de la inespe– riencia unas veces, y del orgullo otras, había os– curecido un momeuto la clarn atmósfera de los masonC's pernanos; pero los sucesos \'ionen tem– plando el rigor de los l'cnómenos, que son como indispensables en toda reunion de homb1·es, y esperamos qno desaparezcan, para nunca mas volver.Si es tan grata y provechosa la unidad de ideas hasta pa1·a objetos do poca en tidad, cuánto no lo sení para una asocia e ion, cuyos fines son el engrandecimiento y la libertad del g6naro hu– mano? Cada hermano es una purte del gran lodo que la masonería tiene la mision de formar: ninguno huy que no sea bueno para algo; y si lé:1s rique– zas, la posicion social y otras vaguedatlcs que des.iparecen al nrns tóoue soplido del aquiloo, pueJen hacer de algunos seres una personalidad fatua y orgullosa ¡,quó premio merecen la virtud y el 1alcolo'? El noble orgullo debe es1a1· basado en los méritos reales y no en el barniz qtle encu– b1·e la indignidad. El pobre, el rico, el noble, el plebeyo, lotlos son hermanos delante la suprema Tey de la naLu raleza, y en presencia del masonis– mo, el mas g,·ande es el mas virluoso. ¿Por qué pues en la in tilucion virtuosa poi· escelencia, los que la poseen no h.111 ele perdonarse mutua– mente sus errores? Fuera rencillas; fuera prepa– raciones, y vengan a ocupar su puesto la dulce fraternidad y la respetable union. Beneficencia-Se nos ha informado que el Resp. ·. Tal!. ·. « Crnz Austral" (calle del Acue– ducto,). on su última tenida, ha acordado socor– rer á la madre <le un ·h.·. que se halla ausente: la pol>re anciana era víctima de una est rema po– breza, y delas enfermedades consiguientos á su edad y escasez; acciones tan meritorias y opor– tunas, no deben silenciarse, tanto por lo que en sí valen ,como para que los desgraciados, sepan, que hay una asociacion donde pueden ocurrir <·on la seguridad deque su hambrn, su sed, su fno, se remedi.iran inmediatamente qne toquen á la puerta. Esos hechos son los que operan el mejoramien– to do las soeiedades, y hacen que la masonería reciba lasbcndieiooes universales sedesarraiguen tle 'a gente humilde las preocupaciones y erro– neas creencias, que, con estudiada malevolen– cia, se procura inculcarlo por la servil hipocre– sía. los Resp. ·. hh. ·. han cumplido sus sagra-
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