El Heraldo masonico

EL HERALDO. sanie obra, porquo cada ojeau.a que lo damos 110.-; suministra mas luz, mas profunuidad dopen– sam,enlos. v,.,; ftliserables de Víctor Hugo han operado 111..1 revoluc:ion de ideas políticas en Europa, sin que el autor diga un.a palabra siquiera sobre los gohiernos ni las instilucionos de los pueblos; pues bien, L.\S Rt:FLEXIONES, la operarán lambien en \merica tle una manera ventajosa para la co– m:111idad <le prrincipios políticos, religiosos y .,<,t ta le,;. TC'aemos que .,gradecer á le,s respetables her– m;¡uos qne han p~incipiado a inscribirse en el libro cJosuscriLores, porque lo han hecho pronto y con interes porque se publique el libro. No– ~otros tambien quisiéramos desde luego prinr.i– p1,1r el tralrnjo, pero imposibilitados por muchas r¡11.ones, instamos á los Talleres y a los masones para que se esfuercen en cont1·ibuir a la edicion de tan distinguida obra. ;,Qué podría inlluit· en las rentas de un Taller la suscricion do veinticinco ejemplares? Nada que le dal1e, pues aun cuando hace un desem– bolso, con ello reportaría gran utilida<l obSl\– quian<lo el libro a su., recien iniciados; y esto aparte de la protoccion que se presta al saber y la ilnstrac:ion. VARIEDADES. CERTÁMEN DI~ COLON. (Conclusion ) El pais donde no se establecen justas recom– pensas para los hombres laboriosos, es indispen– sable que coor luya por hacerse indiferente has– ta del mérito conoci<lo·de las naciones circunve– cinas. Pero se nos hará la voluminosa objecion de como puede la República Peruana emplearse en asuntos que requie1·en una paz octaviana: un abundante y <lesocupaclo tesoro en las arcas del cstado,en sociedades de premios,en alicientes fes– ri,·os; aun cuando se haga ver que esto cede en IHen del progreso, como, ¡cuando! se encuentra presa del génio do la rovolucion y solo ocupada d~ sus convulsiones políticas...... y en tonces c('n testarómos: ¿Cuándo dejara de tenerlas nin– ¡;nna nacion que sostenga su ejército imponente r¡ue pueble sus bahfas de fortalezas flotan tes, que p'>sea plazas fuertes, maresenvidiahles, prodnc– c:11,nes interesantes'! Esperemos á que el génio de la guerra se ale• targ,,e por un momento y ya dormiremos un s11e– r10 <:lrrno. Tratad de cimentar un gobierno in– di?fccti ble, antes de levantar una piedra para el <:roa to <le la nacion. Tratad primero de resolver hasta el último problema diplomático y acaba– re.:; por el desfallecimiento, por asfixiar torios los sentimientos de patria. Y todas esas ioleli– gcocias creádoras de nuestro hormoso suelo que Dio$ so<J tiene y engalani con sus mas va.liosos donativos, os empl.a~arnn ante el tribunal de la sana razon por las liniebla:; quo les habeis dado eu cámbio de los destellos de sus almas genero– sas. Pero detengamos aquí nuestras esclamaciones; pues parece de todo punto imposible que en troese círculo que hace mover ln existencia política ele la nacion peruana, no se encuentren hombres lle– nos de las mismas ansias que nos impelen a tra– zar estas líneas. Hombres que sin abandonar las imporlanles tareas del presente, pongan una ma– no vigl)rosa en la obra del poryenir clo esta he1·– mosa Ropública, colmada de muy realizables es– pcr¡¡nzas. Para preparar tan halngfiefios resultados les se ria suficiente tender i\ la centralizadon de los hombres h?tbiles é ingeniosos de las seccione~ sud-americanas, con cuna grata al mismo tiem po qnc sc,lemne ílesta . No basad¡¡ en una idea de pora valía y si 011 u9 recuerdo eterno de vene1·a– cion que <lcboconse1·var el orbe americano. No cimentada puramente sobre convenciones rner– canliles, sino conel plausible objeto de rocon– pensar los adelantamientos del ingénio en todas sus ramifü:acionos. En el publico reconocimiento de los prohombres rlel pais, como de las capaci– dades nacientes para proveer a su completo dl!– sarrollo. Ved aquí, cual seria el importunle objeto de una íi<'sta de clase en honor al ilustre genoves Cristoval Colon: fiesta que hacia ,·er los anhelos progresistas de los ameri canos que la madre eu– ropea sea dicho aun residieran sin aspiraciones visibles a los grandes adelantos. Y no se diga pues por otro lado; i·efarenle al hombre que a1iadiera lltl 1.umas á la tierra, qne bastan te le honramos con haber levantado su estatua en uno do nuestros paseos solitarios; por que de estos honores disfrutan mnchos hombres de mérito adocenado que tal vea osten tan mas dilatadas inscripciones en la base de sus mauso– l~os. El recuerdo de Colon reclama mas aun,para el que medianamente disierna la importancia do su empresa colosal.. su magnífico resultado; todo confesado y declarado por el antiguo y nuevo con tinente. .\l pié <le su estatua pues, llena de valientes inspiraciones <lebena tener luga r una especie de <:crtamen de las secciones sud-americanas: al cual no se desde1iarian de concurnr va vol un ta– riamente ódeoficio, los hombres de"rnéri to pa– ra ofrecer al pié del ilustre descubridor, los ade– lantos de toda materia hechos en cada puis: l)i · sortaciones científicas: descubrimientos~ ade– lantos agrícolas: productos naturales tenwndo lugar hasta los artefactos y todo lo que merecie– se una notable consideracion. Si esto no es pensar para la patria, ignoramos lo que sea. Si esto no es amarla , no sabemos a que $entimient,o se aproxime

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