El Heraldo masonico
EL HERALDO. pre dispuesta á caer solwo la cabeza del hombre que temerariamente pensaba por sí y no se c·c- 1,ia a la opinion <lel amo. Pero á pesar de esa persecucion lenaz, no faltahoo hombl'es que ba– deo<lo abstraccion de todo, trabajaban en la osc11ricla<l, y e\'a<liendo el golpe, no por ellos, sino por la especíe humana que veían sucumbir, ~e hacían superiores á los peligros y exterminio que era la ley de osa época fatal. La marnnería atravesando los grandes cata– clismos porque han pasado las generaciones, ha llegado hasta nuc.stros úias, siempre enérgica, siempre purificada por el crisol sagrado de !a opinion; y soha visto en ella lasalyacion univer– sal; así como el uavegante que, pel'dido en me– dio del océano, sin b1'ÚJula y <'Oíl un horizonte oscuro,porcibeen lonlananzalla tiel'ra apetecida. La masonería <'Ombaliendo con lús emergencias de todas !;is edades, con las preocupaciones <le todos los siglos, ha sembrado su benéfica semilla en }nglrlcrra, Francia, Bél~ica, Holanda, Ale– mania, ~spat'ía, Jtalia, Portugal) Rusia, Turquía, ,~recia y hasta en la China y Egipto: en :\m6rica todas las.repúblicas y el impe1·io del Bra~il, sos– tienen u;~número considerable de Logias. Do manera que podemos asegural', sin temor do sor desmentidos, que, la masonería ha triunfado <le sns perseguidores, que lo son los e11emigos del pro,,reso y civilizacion. l\las, no por eso deben abandonarse los instrumen tos do labt'anza, por que aun aparecen de vez en cu.indo deformes monstruos que es menester derribar para quo todos los hombres do cualesquiera reli~ion y pa1:; que sean, se considcron como miembros ele 110.1 sola f-<lmilia-. REVISTA SEf,IANAL. S'erenisimo G. ·. Maestre-El primor dig– natario Je la masonería pemana, experimenta ho_v los crueles sufrimientos de una enfermedad merla!. Parece que el G. ·. /\. ·. D.·. U.·. quie– re llamarle a su eterna morada, pues las doleu– u.is de la parle animal son tormentosas, mien– tras que el espíritu de nuestro querido y respe– t~hlc_ h.·.,. se ma11tiene fir~1~ y esperanúo que la 1 n>v1tlcnc1a !s aga caer el ultimo grano de arena, en el cubo opuesto de la ampolleta do su YiJa. 11e aquí lo que son las gtorias humanas: un hombre que ha regido los destinos do su patria; que ha estado acostumbrado á ser obodecido; qnc lw visto a todas las clases sociales rendirle los respetos y consideraciones quo con el estu– d1~ y capacidad que le distinguen, supo con– quistar, es h }J una entidad próxirna á dejarnos nada mas que un recuerdo. Ya 110 so oirá mas rn voz consoladora; ya las columnas del G. ·. oriente na?iooal estaran Jespobladas, porque lo· focu(tat1vos en las ciencias médicas, han ase– gurado que solo milagrosamente podrñ recupe- 1 ar la salud. "El Heraldo• t;iic •:ino i\ la \'Í<lu pública liajo los auspicios de tan pt'l.:d,,ro mason tiene doblo motivo para sen tida crísis que atra\'iesn su exis– tencia. ¡Ojalá que el cielo quiera vol\'erlc f1 la vida, para consuelo de sns hh. ·. y para qne continÜara trabajando en la gt'ande ohm enco– mendada á la insti tucion de e¡ ue es, en el l'erú ~ la primera luz. "El Constitu-rente" de Copiapó-Est<" periódico en su número 77, tiene la finew de hacer una recomcuc.lacion ele nuestro peq11ci10 n ileraldo •· Cuando vemos que diados de crr– dito y dirigidos por hombres distinguidos, re– comiendan el ensayo que hemos hecho relatirn– menle a la institucion mas popular que seco– noce, parécenos que hay algo de meritorio en nuestro comportamienlo, aun cuando 110 ~ea otra cosa que habo1· establecido la puhlicacion y puesto c.xpeú1ta nua via mas para el progreso. quo, si so había pensado en ella, por inteligcu– cias s:1periores á la nuostra, no tuyo otro resul– tado que el de un proyecto, CU) a realizacion no se Yefa llegar. Nosotros lo pusimos en planta, median lo lo protccrion de las logias simbólicas <le Lima y el Callao; y he aquí que "El Heraldo» cuenta cua11·0 meses y medio de existencia, y annquo solo produce por ahora lo indispensable para los gastos, nosotros no aspiramos otra corn sino que la masonería sea conocida por el pue– blo honrado, a quien se tiene\fanati-1.ado todavía « El Constituyente11 nos pennitira la digresio11 anlerior, y se servirá aceptar nuestro reconoci– miento poi' la benevolencia con qne ha visto el periódico que dirigimos. JI..a revista-Esta sec<'ion que por algunos días ha dejado de colocarse en nuestrn pobli<'a– cion, nielre á incorporarse en las columnas desde ho,·. Nos vimos precisados á suprimirla, por la abtrndancia de materiales con que, casi á u □ mismo tiempo , nos favorecieron Yal'ios her– manos; v deseando todos que sus escritos vie– sen lti Iu;, pública con preferencia, creímos coo– vcrnientc retira1· la SC'ccion semi-editorial, en horne11afrC á los 9ignos masones que honraron el periódico ron sns brillantes y bien oxprcsuJas conrcpciones. g¡ mismo molivo que t:ivimos para separar temporalmente La Revisla, nos ha impedido consagrar un voto degraciéls {I nuestros qnoridos hermanos, que han tenido lo bondad de acudir con sus conocimientos al sosten de nuestra nn– ciente pnbli-ca<:ion; hoy pues qne podemos dis– poner de algnn espacio, cumpltmos ese deber, y nos ayan1.amos ~ augurar, que, con tan esfor– zndos soldados, C"I ejercito de los libres será el pedestal de los progresos humanos y el inex– pugnable baluarle contra el cnal se estrellen la o!ig11rqnía y el sen·tlisrno. Reflexiones sobra la masonería-Vol– vemos (t tratar, pero en per¡ueflo, de esta intere--
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