El Heraldo masonico
EL HERALDO. noble patriotismo, por vuestra ascendrada fe a la asociacion á que debemos honrarnos pel'tene– cer y por Yuestra grandiosa confiann1 en el por– venir. Dejemos a. esa turba de hombres, ador– nados de cruces y medallas, ¡)l'edicar su cruzada de envilecimiento; dajemos al corrompido jesui– ta ser el acólito de esos bastardos sentimientos que pl'opaga en el recinto, de donde solo debie– ra salir la luz y la vcl'da<l del Evanjelio; dejemos iA esos vendidos pretorianos profanar el sucio americano; nosotros, entro tanto, cuando todo se haya perdido, cuando la esperanza apénas halle tórmi no on la desesperacion, habremos conseguido justicia de todo el universo que picu– s3, justicia por la simpatía que despierla nuestra cansa , habremos empuiíado orgullosos la palma ele los mártires, y nuestros hh. ·. ospal'cidos en la extension de todo el universo, habrau visto que hemos sucumbido lidiando por la causa del deber, <le la patl'ia y <le la humanidad. Y no creais l\R. ·. y qq . ·. hh. ·. que en luuha tan franca y noble se debilite el espíritu, se con– suma la fé mas.· .. Caraclercs como los nueslros deben pl'obarse en recios combates, en tremen– das conmoeiooes: la prueba única de las almas esta en saber vencer colosales dificultades. En l 740 la Inquisicion de Espai\a cubre los entro– puentes de sus galeras con miembros <le la fra.– tcrnida<l mas.·., mienlras eldestic1· ro y el ham– bre hace morirá 37 cnballeros sorprendidos en el augusto templo de la verdad. En 1739 Cle– mente XII losconminay hace mo1·iron medio de los mas salYujes y horribles mar tirios. Pero esto ¡,qné imporla si es un sacrificio en obsequio de la humanidad? ¿Esto qué vale si en 1746 Lord Derwent '\Valor introduce la masonería regular en Fruncía, do donde sale un número indefin i– do do laboriosos obrnros a prndicar el pl'inrnuo de la ruzon y In conciencia~ conjurl!r la tiranía y fomen tar el espíritu del obrero mas.·. en la obra magna de rcjeneracion social? Decir que lo muy poco que hacemos, es ha– ber conseguido el fin hermoso que se propone la m;is. ·., es afirmar un 01·ro1·, deleitarse con una ,ana é insignificante quimera, es limitar el es– píritu de ella al mezquino progreso desabor co- 1110 se lraee un signo en cada gratlo, es eop-ula– narlu con una banda, uo collai- que nada impor– ln, nada sign ifica , cuando falla la fé del corazon, el deseo , el bien práctico por la l:umaoida<l. La c~istoncia del error y la falsía, es un hecho, la hipocresía recol're la escala social en toda su ex– lension, el pueblo esta esclavizado, carece de e11seila11za, se ahoga con ese podrido miasma que exhala la ignorancia, y ;.podemos descansa1· tranquilos? ¿dehomos imita1· al mismo mal '1ue hoy deploramo~·t No, es imposible, Llebcmos marchar , pero ha do ser ilust rando la inteliJPO– c:ia de los p11ehtos, reconstituyendo el edificio -:ncial. "La mas. no pncc.ic dejar de ser, es- cribe Ragon, sino dejando de comprender el p1·ogreso social, es decirJ renunciando a su fin que es protejer todas las tentativas de emancipa– cion inLcleclual. Si hemos dejado de ser los mas arnnzudos en progresos cientfllcos, seamoslo á lo menos en progreso social. » He dicho. A.·. L. ·. C.·. O.·. G.·. A.·. O.·. C.·. Queridos II ll. · . (Couclusio11) !Lstos extrafios semoYicntes, habiemlo sido conde– nados á la a troz necesldRd de que e l mas fuerte se ulimenle con In sustancia del m:\s débil, repr<'senton e l imperio cíe In fuerza bruta, y tienen por tanto la tripl<' <'~pecialidad de ser los animales (de mas estú– p;dos in:.-linlos, de ocupar lo mas bajo de la superfi– cie terrriial y de m;1 ntenerse ocultos de las socieda– des ribereiías y aun de los mismos n1\\'egantes, para no ln:.limarlos ni insul larlos con las ejecuciones dra– corria 11as. ~ste dato nos presl.'nta por su parle al mar océa no como un lil>ro entreabierto, en cuyas laminas esti\1\ grabadas á media ltu, las infandas deformidades que implica en sn inf'crnal esencia, la cl'ueldad y tiranía Los que oprimen á los débiles y se alimentan ini– cuamcn le de su sustancia, es liempo de que vayan conoc-iendo que por voluntad divina no les es permi– tido 1·espirur el aire 1.w1rn, porque este es para las u llnES sociedad<'s: ellos se degeneran á sí mismos re– nunciando á las relcs~es f.tcul l,tdes del espíritu, se de– jan voluntariamente animar y dirigir por el eslúpido instinto de los peces, y debeJi por tanto ocupdr co– mo estos el elemento que les está sef1a lado, ocultán-· <lose para siempre á las miradas de los hombres. ¿Qué hace ron estas \'OCPS convincentes y conmo– redoras la elocuente natura lrza, sino afü·marnos en nuestras doctrinas de ca,·ar hondos calabozos al vi– cio, de odiar eternamenle la lirunia y proscribir to– dél crueldad? ¿qué sino nplituclil· nuestras prácticas de poética ternura, de cordial conmiseracion y de entusiasta frat1•ruidad? \'u(•slras brillantes pie.·. de arq. ·. reciblan mayor realce, nuen1 influencia y mas armónica sonoridad, pronunciadas sobre la superficie convexa del ocea– uko hol'izonte, como las reciben, pulsadas por dies– tras m,1110s, los alambres melodioso'S del piano que tiene bajo sus piés nn cristal :iho,·edado. Yo, absorto en vi:.la de tantas bondades y sobre– sallado por los raptos del reconocimiento, apéna'.i pude deciros que, si las S<'Cretas labores de los 'fall. ·. mas.·. 110 tu l'ieran mas ol>jclo ni se propusieran otros firws, que cxdtar piadosam<>nle la gl'atitud del desgradado, esto ·oto bastarin para que , su objeto y s u · füws fut'ran <·:-.relsos ) ,erdaderamen te dignos de~.·. e;.•. A. ·. D.·. l'.·. l'L que por 110 lraslumhrn1 nos con s u esplendor , <>la :-u luz pro, itlendal ron los fulgores de la let,-.1 sa~racla que se halla insr:rita cu el disco de nuestrn e,-;trclla miste riosa, es quien derrama sobre nosolros su:, b~•ndidont'S y gradus colidianas, sin pedir mm, 1·emnnC'1'<1cion qu e nuPstro reronocimienio para su :,;lorta. Así pues, para la aprnciacion de lo que vale la gratitud sc·1·ía nP<>esario que una inteligcnc;a infi– nita operase el portento de reducir a cantidades ho– mogénea· é ir colocando como sumandos, la espiri– tuali<fafl del alma, sus divinas facu ltades, la libertad que es sn esencia, su inmol'tulid,1d que la hace in– c-01irn<'11-t11•,•blc, el sentimieuto mol'al, el de lo be:llo y lo uhlíme. en seguida la tierrn ron sus cminc11- cias, Hh 1,\de5 y l,1 l'ique1.a y varietlacl de lo, tres
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